viernes, 18 de enero de 2013

Cuba y Venezuela: Dos países y un destino

Hace ya unos días refería la situación y los retos a los que se enfrenta Venezuela en este periodo de transición. Aunque nombré la influencia de Cuba en la política venezolana de los últimos años, creo que merece la pena examinar detenidamente el punto en que se encuentra ahora mismo Cuba y las incertidumbres a que se enfrenta ante el previsible fin de Chávez.
Fidel Castro, Raul Castro y Hugo Chávez. Todas las imágenes están sujetas a licencia creative commons y las he obtenido de sus respectivas entradas en wikipedia.

No se puede entender la historia reciente de ambos países sin reconocer hasta que punto se entrelazan sus políticas. El papel de Fidel Castro durante el golpe de estado a Chavez en 2002, ganando tiempo y asesorando al depuesto presidente y las fuerzas armadas que aún le eran leales, fue vital para su vuelta triunfal a la arena política. Este hecho se ha traducido en un muy generoso agradecimiento en forma de petróleo por parte de Venezuela. Sé que algunos críticos pueden decir que, a cambio, Cuba proporciona profesionales, los famosos "cooperantes", para llevar a cabo labores culturales, sociales y sanitarias. Lo que no dicen es que éstos no los paga Cuba. Sin contar con que Venezuela posee también profesionales propios, que quedan desplazados del mercado laboral autóctono. Cuestión aparte es el control de la inteligencia cubana sobre sectores claves del país.

En cualquier caso, Cuba ha logrado una influencia sin parangón en toda su historia sobre un país de su misma órbita ideológica. La ayuda venezolana es lo único que ha impedido el descalabro total de una Cuba en la que nada funciona, y no debido al mal llamado bloqueo estadounidense. En relación a éste, una mera lectura de los datos que la propia Oficina Nacional de Estadística e Información de Cuba proporciona, permite observar como hablar de bloqueo (en realidad, más bien se trataría de un embargo unilateral) de Estados Unidos que ahogue la economía cubana e impida su desarrollo es, como poco exagerado, cuando no una vil mentira. Atendiendo a los datos oficiales sobre exportaciones e importaciones que la misma página da, Cuba comercia a día de hoy con casi 100 países de todos el mundo. Y eso no es todo, Estados Unidos es el principal suministrador de arroz y productos avícolas de Cuba, además de exportar otros cereales y productos humanitarios. 

La Ley Helms-Burton, que endureció las condiciones del embargo estadounidense en 2006 (aunque contienen numerosas excepciones que la suavizan), no ha impedido a muchos países seguir comerciando con Cuba e incluso que dictaran disposiciones nacionales para contrarrestarlas. La prohibición a empresas estadounidenses de comerciar con Cuba a través de filiales extranjeras tampoco es absoluta, ya que lo que impone es un límite máximo de 700 millones de dólares en facturación. Aun con las limitaciones de la ley, decenas de miles de estadounidenses visitan el país caribeño cada año y los exiliados cubanos envían anualmente remesas monetarias que alcanzan los 1000 millones de dólares.

La historia económica de Cuba es la historia del fracaso de un modelo político y económico, y una peor gestión de un hombre sin visión de futuro que no aprovechó los generosos subsidios de la URSS, que limitaron en gran medida los efectos del embargo en las décadas iniciales, para intentar construir una economía sólida. En su lugar, logró que el país fuera cada vez más dependiente del exterior, hasta que, con la caida del bloque soviético, perdió más del 80% de sus relaciones comerciales, obligándole a abrirse a nuevos mercados y entrando en periodo de crisis que dura hasta hoy.

Con el cambio de liderazgo político, pero dentro de la familia, algunos albergaron esperanzas de un cierto aperturismo al escuchar las palabras de Raul Castro en septiembre de 2010, cuando anunció que serían eliminados un millón de puestos del sector público y, en el Congreso del Partido Comunista de abril de 2011 fueron aprobadas 313 lineamientos (líneas de actuación) sobre como llevar a cabo las reformas económicas, pero sin indicar el modo en que éstas serían llevadas a cabo. En todo caso cualquier reforma anunciada no pasaba del plano económico. Incluso la reciente reforma migratoria, que flexibiliza las condiciones de salida de los cubanos al exterior, no deja de ser una cuestión anecdótica en un país donde están restringidos hasta los movimientos internos entre provincias. A día de hoy, los despidos anunciados no se han llevado a cabo, la corrupción sigue siendo rampante y el mercado negro y la economía sumergida son más importantes que nunca para la supervivencia de muchos cubanos.

La Habana se ha convertido en la nueva Caracas, donde los hermanos Castro hacen y deshacen a su antojo en la política venezolana. Venezuela no es un país tercermundista destruido por la guerra (aunque vistas sus cifras de muertes por cada 100.000 habitantes pudiera llegar a parecerlo), sin médicos ni medios. Aunque mal gestionados durante años, tienen todavía ingresos del petroleo y un buen capital humano. Por ello, no existe ninguna razón por la que Chávez debiera ser tratado en Cuba, más que para mantener el secretismo sobre su estado real de salud y lograr ejercer más influencia sobre un debilitado Chávez.

El fin del castrismo está íntimamente ligado al fin del chavismo. Aunque el flujo de petróleo barato y ayudas no amenaza con desaparecer a corto plazo, terminará algún día. A la transición venezolana seguirá la transición cubana pues, aunque Fidel Castro delegó en su hermano Raul, sigue contando con un inmenso poder y autoridad y no habrá cambios sustanciales hasta que fallezca. A día de hoy se limitan a ganar tiempo para afianzar su poder sobre los sucesores, o quizás deberíamos hablar de sustitutos, de Chávez.

2 comentarios

  1. tienes mucha razón. Que lastima que no te llamen para ser tertuliano en la tele, con la de chorradas que dicen.

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    1. Muchas gracias por los ánimos. Seguiré trabajando para dar una información de calidad.

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