Erasmus
Mostrando entradas con la etiqueta Erasmus. Mostrar todas las entradas

domingo, 23 de junio de 2013

Apuntes al natural de un erasmus en Suecia (5) Kiruna

Los años pasan, pero los recuerdos permanecen y, en este caso, con gran cariño. Como ya mencioné en entradas anteriores, la experiencia erasmus es mucho más que lo estrictamente académico y, lamentablemente, algo menos salvaje en la mayoría de los casos que las bacanales romanas que algunos imaginan. Otra cosa es que genere material para incontables anécdotas, reales o aderezadas con un poco de imaginación. Por fortuna lo siguiente es algo bastante real y tangible: el lejano círculo polar ártico y el famoso hotel de hielo de Kiruna.

El International Committee (aun se conserva una antigua web aquí) de la Mid Sweden University, formado por estudiantes voluntarios cuya labor y amabilidad nunca podré agradecer lo suficiente, se encargó de organizar para los estudiantes de intercambio una pequeña estancia en Kiruna, situada ya en Lappland (Laponia sueca). Llegar desde Sundsvall suponía ya recorrer casi 900 kilómetros, pero primero tuvimos que ir hasta Östersund para unirnos a un grupo de estudiantes del campus que allí tenía la Mid Sweden. No fue un gran problema en el viaje de ida, pero 13 horas de autobús en el de vuelta y un repertorio muy limitado de películas y música, lograron que más de uno estuviera punto de subirse por las paredes.

Östersund visto desde el lago completamente helado. Enero 2005

lunes, 8 de abril de 2013

Apuntes al natural de un erasmus en Suecia (4) Luz, nieve y hielo

La mayoría de la gente ha oido historias acerca la corta o larga duración del día según la época del año en el norte de Europa, pero hasta que no se vive en primera persona, sobre todo siendo de procedencia mediterránea, resulta difícil comprender la verdadera influencia de la luz solar en nuestras vidas. Grosso modo, en España contamos con un mínimo de 8 horas de luz en invierno y unas 16 en verano. Imaginad lo que supone cuando esta relación pasa de 4 a 20, o incluso peor si nos encontramos más allá del Círculo Polar Ártico.

Tuve la suerte de llegar en pleno verano a Suecia, principios de agosto de 2004, con noches cortas y amaneceres tempranos. Me encantaba esa sensación de estar bañado por la luz y encontrarme con la naturaleza en todo su apogeo estival. Es verdad que refrescaba por las noches, pero salvo un par de días de lluvia y frio en los que tuve que sacar ya el jersey y la chaqueta, se estaba muy bien. Sin embargo, rápidamente me di cuenta de la velocidad con que se reducía la duración de las horas de luz y comencé a imaginar cómo sería más adelante. Mis temores no tardaron en convertirse en realidad. Ya para octubre comenzaba a notarse como un bajón de energía. Pero lo peor estaba por llegar. Levantarse de noche, y no precisamente por madrugar en exceso, y acostarse muchas horas después del anochecer, sin ser tampoco especialmente noctámbulo, se convirtió en una verdadera rutina difícil de sobrellevar. Salir de marcha hasta el amanecer se tornaba una gesta gloriosa; demasiadas horas.

Vista de Sundsvall desde Nacksta. Casi todo el suelo estaba cubierto de hielo y por las mañanas echaban gravilla para lograr más agarre, pero en vano para nosotros.

martes, 2 de abril de 2013

Apuntes al natural de un Erasmus en Suecia (3) Alcohol.

Hablar de Suecia y no hablar de alcohol, es como hablar de España y, muy a mi pesar, no hablar de fútbol. Pero que nadie imagine a duros vikingos enfundados en pieles y con cascos de cuernos, cantando himnos y bebiendo hidromiel mientras retozan y brindan con valquirias que les prometen llevarles hasta el Valhalla (aunque viendo las cogorzas de algunos de ellos, estoy convencido que verdaderamente las verán). El sueco medio es una persona educada y amigable, que hace mucho que abandonó el uso del hacha de guerra y el saqueo. Ahora, por fortuna para todos, nos venden diseño, buenos muebles a precios razonables y papel, mucho papel (Aunque a muchos no les suene, la Svenska Cellulosa Aktiebolaget - SCA, es un verdadero gigante gracias al cual muchas mujeres no notan las pérdidas de orina, entre otras cosas)  


domingo, 10 de marzo de 2013

Apuntes al natural de un erasmus en Suecia (2)

Mencioné en la anterior entrada que el programa Erasmus es, sin duda, el más exitoso de los programas de integración europea. No en vano poner cara al otro hace que lo humanices y disminuye las exclusiones y prejuicios indiscriminados. Pero existe otro tipo de integración, que es la que entra por el estómago. Lograr llegar a consensos en temas políticos, religiosos o culturales es complicado, pero todos estamos dispuestos a probar comidas nuevas. El trabajo de Ikea a la hora de dar a conocer elementos de la cultura y gastronomía sueca es admirable, pero vivirlo de primera mano en el país, no tiene comparación posible. Hay mucho más aparte de las köttbullar (albóndigas) y la lingonsylt (mermelada de arándano). 

Mi llegada a Suecia fue un mes después del midsommar, la celebración del solsticio de verano, en pleno periodo estival que, como todo verano que se precie en cualquier lugar, cuenta con algunas tradiciones asociadas y, claro está, platos típicos; en concreto el surströmming. Ésta es una especialidad sueca que se sirve principalmente al aire libre o, si tiene que ser en un sitio cerrado, con todas las ventanas abiertas. ¿Por qué? Bueno, el hecho de que se trate de arenques fermentados (y que siguen fermentando en las latas en que se conservan), y que despiden un olor más bien nauseabundo puede ser una razón de peso. Hace años hubo una cierta polémica porque algunas aerolíneas prohibieron el transporte en cabina de latas de surströmming con el peregrino argumento de que podrían explotar debido a la presión de los gases generados por la fermentación. Es verdad que olería a verdadero sulfuro del averno en el supuesto de ocurrir, aunque a día de hoy no se había dado el caso. Pero si alguien quiere gastar una broma a un conocido que no sepa nada de Suecia, llevadle una lata e idos con rapidez. Podéis dar por hecho que sabréis si la ha abierto o no.


miércoles, 20 de febrero de 2013

Apuntes al natural de un erasmus en Suecia (1)

No sé si serán los años, pero cada vez recuerdo con más cariño el año que pasé estudiando en Suecia con el Programa Erasmus, quizás el programa más exitoso de integración europea de toda la historia de la Unión. ¿Por qué? Muy simple, porque los jóvenes europeos salen de sus países de origen y se conocen; así de sencillo. Los prejuicios son hijos de la ignorancia y los estereotipos, aunque pueden tener una lejana base real y dar para muchos y buenos chistes, suelen ser tan extendidos como injustos. Por cierto, y este comentario lo dirijo a aquellos críticos con este programa de intercambio, la mayoría de los erasmus hemos llegado a ir a clase en nuestras universidades de destino, aprobado los exámenes, presentado los trabajos pertinentes y, sorpresa, nos manteníamos sobrios en muchas de esas épicas fiestas que el imaginario colectivo nos atribuye (Aunque sí, reconozco también que da para muchas y jugosas anécdotas que el decoro quizás me impide escribir... o no. La película El albergue español es en ocasiones un pálido reflejo de la realidad y, en otras, pura exageración sentimental).
© La Justicia Como Equidad
Maira Gall