domingo, 10 de marzo de 2013

Apuntes al natural de un erasmus en Suecia (2)

Mencioné en la anterior entrada que el programa Erasmus es, sin duda, el más exitoso de los programas de integración europea. No en vano poner cara al otro hace que lo humanices y disminuye las exclusiones y prejuicios indiscriminados. Pero existe otro tipo de integración, que es la que entra por el estómago. Lograr llegar a consensos en temas políticos, religiosos o culturales es complicado, pero todos estamos dispuestos a probar comidas nuevas. El trabajo de Ikea a la hora de dar a conocer elementos de la cultura y gastronomía sueca es admirable, pero vivirlo de primera mano en el país, no tiene comparación posible. Hay mucho más aparte de las köttbullar (albóndigas) y la lingonsylt (mermelada de arándano). 

Mi llegada a Suecia fue un mes después del midsommar, la celebración del solsticio de verano, en pleno periodo estival que, como todo verano que se precie en cualquier lugar, cuenta con algunas tradiciones asociadas y, claro está, platos típicos; en concreto el surströmming. Ésta es una especialidad sueca que se sirve principalmente al aire libre o, si tiene que ser en un sitio cerrado, con todas las ventanas abiertas. ¿Por qué? Bueno, el hecho de que se trate de arenques fermentados (y que siguen fermentando en las latas en que se conservan), y que despiden un olor más bien nauseabundo puede ser una razón de peso. Hace años hubo una cierta polémica porque algunas aerolíneas prohibieron el transporte en cabina de latas de surströmming con el peregrino argumento de que podrían explotar debido a la presión de los gases generados por la fermentación. Es verdad que olería a verdadero sulfuro del averno en el supuesto de ocurrir, aunque a día de hoy no se había dado el caso. Pero si alguien quiere gastar una broma a un conocido que no sepa nada de Suecia, llevadle una lata e idos con rapidez. Podéis dar por hecho que sabréis si la ha abierto o no.




Si, a pesar de lo anterior, os consideráis unos valientes dispuestos a probarlo todo en aras de la integración gastronómica, os comento que no se come a palo seco. Gracias a Dios. Existe un verdadero ritual que requiere preparación. Por un lado, id a vuestro ICA (la mayor cadena de supermercados sueca) más cercano y comprad una lata de Oskars surströmming, tunnbröd, un tipo de pan fino y blandito, cebolla, que picaréis bien, y patata, a ser posible mandelpotatis, que serviréis hervida y cortada fina. Cuando lo tengáis todo, sólo tenéis que quitarle las entrañas y la espina, extender todos los ingredientes sobre el tunnbröd, enrollarlo y llevarlo a la boca como unos campeones. Reconozco que yo no fui capaz. Quizás la experiencia traumática de ser invitado por una familia de granjeros suecos, tremendamente amables y encantadores, a una surströmmingfest, que tuvo lugar en un recinto cerrado y con mala ventilación; amenizada por una orquesta con organillo eléctrico, un dudoso gusto musical y una pasión por su trabajo sólo comparable al de una trabajadora de línea erótica, a la que sólo le faltaba la cabra y una escalerita; pudo tener algo que ver.

Pero la globalización hace mucho que llegó a Europa y lo local tiene que convivir con lo global. Así pues, igual que en España, la dieta de un erasmus, y en general de cualquier estudiante que se precie, no puede prescindir de delicatessen variadas como la pasta, palitos de pescado rebozados, pizzas congeladas y todo esa larga lista de caprichos culinarios que harían torcer el gesto a cualquier madre. El alimento fetiche durante mi estancia en Sundsvall fue el kebab, pero no cualquier kebab, sino el kebabrulle (kebab enrollado) que servían en un local muy próximo a la universidad, Divan. La razón era, por un lado, que resultaba muy barato para los estándares suecos y, por otro lado, que era grande, muy grande. Y todos sabemos que el tamaño sí que importa. Comerse uno entero era una proeza; dos, un suicidio. Hubo tan buen feeling con los dueños del local que hasta nos hicimos una foto de grupo la mayoría de los erasmus antes de finalizar el año.


Me surgen muchas más ideas y recuerdos a medida que escribo estas líneas, pero se haría muy largo. Quizás en la próxima os hable de cosas muy suecas como el fika y el Smörgåsbord. Si alguien tiene alguna pregunta sobre Suecia (que no sea sobre suecas y españoles. Ya os adelanto que el mito de Alfredo Landa murió hace mucho), que comente la entrada y veré si puedo responder. A los que estéis ahora de erasmus, disfrutad y aprovechad la experiencia todo lo que podáis.

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