jueves, 13 de abril de 2023

Música acuática o el descubrimiento del origen del Niger, por T. C. Boyle

T. C. Boyle (1948), es un escritor estadounidense cuya primera novela, "Música acuática", publicada en 1981, resultó un inmediato éxito internacional.
Al igual que George MacDonald Fraser hiciera con su Harry Flashman, Boyle utiliza personajes reales en situaciones históricas que realmente tuvieron lugar, pero con numerosas licencias. Concretamente, el libro sigue la vida del explorador escocés Mungo Park, quien a instancia de la African Association realizó dos expediciones al África Occidental entre finales del siglo XVIII y principios del XIX para descubrir el curso y origen del rio Niger, hallando la muerte en su segundo intento.
 
El estilo de Boyle está decididamente influido por Dickens y sus descripciones tragicómicas de Reino Unido, junto con inmensas dosis de humor negro más propias de Twain. Junto con Mungo Park, favorecido por la fortuna, Boyle crea a su contrapunto, Ned Rise, un pobre diablo de buen corazón a quien, cuando parece que la vida le sonrie mínimamente, el destino le hace caer todavía más bajo. Las vidas de ambos personajes se entrecruzan sin que sean verdaderamente conscientes de ello. 
 
La novela puede dividirse en dos partes bien diferenciadas: la primera y la segunda expedición. Durante la primera expedición de Mungo Park, el tono es más jocoso, pese a que el hombre realmente las pase canutas, siendo incluso capturado como esclavo, pero al menos sabemos que va a volver vivo. En esta parte, se basa de modo bastante libre en el libro que Park publicó en 1799 con sus impresiones: "Travels in the Interior Districts of Africa". Sin embargo, el tono de la segunda expedición, si bien con las mismas dosis de humor negro, se hace más angustioso, pues asistimos a un deterioro progresivo del explorador y la destrucción paulatina de la expedición por las enfermedades y ataques de la población local, sabiendo que el destino final de Mungo es perecer ahogado. Decir esto no supone destripar el libro, pues no es el final (que como en el caso del Titanic, ya es una variable conocida) lo que importa, sino el camino, y éste es más que interesante de leer. 
 
La exploración del interior del continente africano, cuyo contorno era ya bien conocido desde el siglo XVI gracias a las hazañas naúticas de españoles y portugueses, se convirtió en una verdadera obsesión para el mundo occidental de la Ilustración, que se aceleró con la llegada de la Revolución Industrial, surgiendo expediciones de todo tipo respaldadas por asociaciones privadas y gobiernos, cuyo interés, además del puramente geográfico, pasaba por el establecimiento de nuevas rutas comerciales y descubrimiento de materias primas. Hasta ese momento, el conocimiento del interior del continente se basaba en fuentes griegas y romanas poco precisas y algo fantasiosas, que tocaba actualizar con urgencia. El trabajo de Park es relevante, pues contra todos los estereotipos y prejuicios europeos respecto al África negra, Park dio una imagen humana de la población, con su propia civilización y costumbres, alejados de la imagen del proverbial salvaje. De hecho, su trabajo y el de la African Association contribuyeron poderosamente al fin de la trata de esclavos.

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