jueves, 28 de febrero de 2013

Irán: una historia de comic sin terminar

Siempre he considerado esencial conocer bien la historia con el fin de no repetir los mismos errores. Las famosas e idealizadas revueltas de la Primavera Árabe tienen un precedente de libro en la revolución iraní que llevó al derrocamiento del Sha de Persia. Como ahora, los levantamientos iniciales fueron llevados a cabo mayoritariamente por grupos de oposición laicos que demandaban mejoras sociales y mayor democracia. Y, también como ahora, una vez derrocado el autócrata de turno, los grupos de inspiración islamista que habían estado relativamente callados, irrumpen en la escena pública como los arribistas que son, para encabezar una revolución que no es suya e imponer unos ideales opresivos que distan mucho de aquellos por los que se ha luchado.

La historia puede conocerse a través de largos y sesudos libros, o de modos más agradables, pero no por ello menos rigurosos, como la lectura de un comic. En este caso, tenemos un ejemplo perfecto en el trabajo de la dibujante de origen iraní Marjane Satrapi: Persepolis, editado en España por Norma Editorial. En esencia, se trata de un trabajo autobiográfico en que se describe su vida desde su niñez como hija de una familia de clase alta, bien educada y con inquietudes intelectuales (lee versiones para niños del materialismo dialéctico marxista, a Descartes, historia persa y biografías de los grandes personajes históricos de su país).
Existe también una fiel adaptación al cine de 2007, que ha sido premio del jurado del festival de Cannes.

Portadas de la edición española del comic y la película en torno a su creadora. Fotografía con licencia Creative Commons de Elena Tubaro (http://www.flickr.com/photos/elena_tubaro)
Comienza describiendo de un modo muy gráfico el primer cambio visible de la revolución iraní para ella: Tener que llevar hijab al colegio, ahora segregado por sexos. Por desgracia, no será el único cambio. Tras la caida del Sha, que había intentando desesperadamente en el último momento, tras un año de brutal represión, controlar la situación con reformas democráticas y un mayor aperturismo, que llegaron tarde y mal; hay un breve periodo de alegría con la liberación de presos políticos, pero comienzan a vislumbrarse negros nubarrones en el horizonte. Aunque inicialmente se dan timidos intentos de oponerse al integrismo de Jomeini y sus seguidres, la oposición laica pronto se ve sobrepasada. El inicio de la guerra con Irak, por la rebelión de los chiíes iraquíes, alentados por Irán, sirve a los islamistas para acabar con cualquier oposición interna, bajo acusación de traición, y radicalizar el régimen. Como expresa la autora: "los revolucionarios de ayer se convirtieron en enemigos de la república".

La protagonista, es enviada muy joven a estudiar a Austria por unos padres preocupados porque el nuevo régimen pueda causarle problemas. Debido a su carácter rebelde, podría ser incluso condenada a muerte por su oposición tenaz. En Europa, por otro lado, sufre un fuerte choque cultural, conoce la sexualidad por primera vez y llega a coquetear con las drogas. Sin embargo, no es tan fuerte como la impresión que le causará la vuelta a su propio país y la esquizofrenia social que sufren sus habitantes, sometidos al yugo opresivo de una moral y religión omnipresentes que no buscan más que conseguir anular la capacidad de la población de concentrarse en cuestiones realmente importantes: empleo, sanidad, libertad...

La lectura del cómic y los acontecimientos de los últimos años en Irán, llevan a plantearse que, por debajo de la superficie del gobierno teocrático iniciado por Jomeini, se oculta una base social que demanda reformas y un relajamiento de las autoridades religiosas. De hecho, el movimiento verde iraní, que eclosionó al calor de las elecciones presidenciales de 2009, es una perfecta muestra del descontento y hartazgo popular hacia un régimen que no quiere reconocer su desgaste y pérdida de popularidad. Sólo el uso de la violencia y coacción estatal, con arrestos indiscriminados, torturas, violaciones y otras penas, y paraestatal, con la violenta actuación de las milicias basij, dependientes de la Guardia Revolucionaria Islámica, permitieron a las autoridades reprimir las protestas.

Este magma bajo la superficie podría explicar, entre otras cosas, el por qué del creciente discurso belicista y la nueva carrera de armamento nuclear iraní, con el consiguiente aumento de la tensión regional e internacional. Se sigue la lógica de crear un enemigo externo que permita acallar pretensiones legítimas de libertad interior. Por otro lado, están las mujeres. Aparte de ser un colectivo numeroso, es un colectivo muy instruido; no en vano el 65% de los estudiantes universitarios en Irán son mujeres. ¿Cuál es el problema? desde el punto de vista de una persona normal, ninguno, pero desde la perspectiva más bien retorcida del sector más duro del gobierno iraní, debe haberlo, toda vez que hace unos pocos meses prohibió el acceso de las mujeres a cerca de 80 carreras universitarias, entre las que se contaban: ingenieria, informática, filología y hostelería. Y todo ello con argumentos tan peregrinos como "generar equilibrio", cuando lo que en realidad quieren decir "debilitar el movimiento feminista".

Los principales líderes del movimiento verde, Mir-Hosein Musaví y Mehdi Karroubi, llevan en arresto domiciliario desde el 14 de febrero de 2011 cuando, en los albores de la Primavera Árabe, deciden respaldar una nueva protesta en petición de reformas al gobierno, como continuación de las de 2009. Las autoridades contraatacaron acusándolos de estar involucrados en actividades ilegales e incitar a la violencia. Con todo, es un hecho que dos años después, no se han presentado aún cargos contra ellos ni el arresto domiciliario ha sido ordenado por juez alguno, lo que hace todavía más evidente la naturaleza política del mismo. Las próximas elecciones presidenciales, que tendrán lugar el 14 de junio de este año, vienen precedidas, según señala Human Rights Watch, por nuevas olas de arrestos contra periodistas acusados de tener conexiones con medios extranjeros, presumiblemente para silenciar a la oposición. Por otro lado, cientos de miembros de la oposición y elementos críticos del gobierno, periodistas, estudiantes, abogados y otros defensores de los derechos humanos, muchos de ellos detenidos en las revueltas de 2009, permanecen en prisión.

Este aumento de la represión sobre los elementos más aperturistas de la sociedad iraní puede ser el principio del fin del régimen. Con una población mayoritariamente joven, que no ha vivido ninguna guerra y para la que el Sha es poco menos que un nombre en los libros de historia, la creciente brecha existente entre la parte teocrática del gobierno, con Ali Jamenei como Jefe de Estado, y la sociedad iraní se hará insostenible. Toca explicar una particularidad del sistema iraní, que oculta una teocracia bajo la apariencia de una república constitucional con elecciones competitivas. En la cúspide está el mencionado Jamenei, que ocupa el cargo desde 1989 y no está sujeto a elecciones. Además, dirige la acción política del estado, es comandante en jefe de las fuerzas armadas y puede destituir al propio presidente, e incluso vetar la participación en las elecciones de los candidatos que no sean de su agrado (como ya ha hecho en repetidas ocasiones con candidatos de signo aperturista). Todo lo anterior deja poco margen de acción a cualquier ejecutivo que quiera realizar reformas y una frustración en aumento en la ciudadanía que ve coartada sin razón su deseo de libertad.

1 comentario

  1. Ser mujer nunca ha sido facil, pero en este tipo de regímenes tan "abiertos y liberales", es un suicidio. Muy bien la reseña. Hace pensar, o por lo menos, debería.

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