lunes, 27 de mayo de 2013

¿Por qué Cuba no es una democracia?

Declaraciones, como la reciente de Beatriz Talegón, defendiendo el régimen cubano como un ejemplo de democracia, no son especialmente nuevas. De modo regular, otros políticos, "artistas" y personajes públicos varios realizan afirmaciones similares. Cuando se les echa en cara que lo que dicen es una barbaridad, una reacción habitual viene a ser relativizar el concepto de democracia y "demostrar" que nosotros no vivimos en una democracia. Para muestra, sirva también el video que compartió "para informar" sobre Cuba la señorita Talegón y que a mi, como politólogo, me hizo hervir la sangre. El recurso al relativismo es una pobre defensa, pues iguala cosas diferentes y pone al mismo nivel al verdugo y la víctima.

Se ha metido en un buen atolladero, decir que sí es una democracia, haría que le cayera encima buena parte del sector socialista moderado (la mayoría en realidad) y decir que no lo es le haría perder sus más entusiastas seguidores que la ven como la esperanza de la izquierda. El número de partidos no es el único criterio para determinar si un país es democrático, cierto, pero que haya sólo uno... No es defendible ni recurriendo a una conceptualización más que laxa de democracia.

Definiciones de democracia hay tantas como estrellas en el cielo, por ponernos algo cursis. Lograr una definición universalmente aceptada es una tarea titánica que muchos han intentado, pero otros muchos han encontrado siempre algún tipo de pega. Así pues, tomaré como punto de partida a Robert Dahl, Catedrático emérito de la Universidad de Yale y más que conocido en el ámbito politológico y, debo añadir, de la divulgación política mundial.
En una entrada previa, 13 libros imprescindibles para comprender la democracia y la política, el primer libro del listado era "La democracia. Una guía para los ciudadanos", precisamente de Robert Dahl. Incluirlo en esa posición no fue casual. Libros sobre teoría política (como la fabulosa Historia de la teoría política en seis volúmenes, coordinada por Fernando Vallespín) hay muchos, pero quizás demasiado largos y con disquisiciones de tanto detalle en ocasiones, que pueden confundir al lector. Dahl logra el objetivo de ser claro y sistemático, y ofrecer ejemplos asequibles para explicar sus puntos de vista. 

Al inicio del libro, llega a la conclusión antes mencionada de la dificultad de lograr una definición de democracia. Opta entonces por otro sistema, dar criterios de un gobierno democrático, asumiendo siempre que los miembros del cuerpo político son políticamente iguales -"tratados como si estuvieran igualmente cualificados para participar en el proceso de toma de decisiones que vaya a seguir la asociación-, que resume en cinco puntos:

- Participación efectiva: "Todos los miembros deben tener oportunidades iguales y efectivas para hacer que sus puntos de vista sobre cómo haya de ser la política sean conocidos por los otros miembros". Primer punto que incumple la dictadura cubana. Dado que sólo existe un partido y una ideología política oficial, estando ferreamente controlado el acceso y la emisión de información no oficial, se puede inferir que no todos los miembros gozan de estas oportunidades. Como no pueden constituirse partidos de otras corrientes políticas, aquellos que deseen participar en política y no compartan el ideario comunista no tienen vías para participar. A todo lo anterior cabe añadir las penas de prisión a opositores y uso de otros medios de coacción.

- Igualdad de voto: No requiere explicación. El régimen cubano cumple con este criterio nominalmente, pero habiendo desvirtuado todo lo que una elección requiere: competencia entre diferentes opciones políticas con posibilidades reales de llegar al poder si obtienen el número suficiente de votos. Si no hay competencia o, como hemos dicho, está reprimida, el ejercicio del voto es una farsa.

- Comprensión ilustrada: "Dentro de límites razonables en lo relativo al tiempo, todo miembro debe tener oportunidades iguales y efectivas para instruirse sobre las políticas alternativas relevantes y sus consecuencias posibles". El problema de este criterio en Cuba es que el acceso a la información no es libre. La censura y la dificultad para acceder a herramientas que consideramos tan normales aquí como internet es difícilmente comprensible. Políticas alternativas, sobre todo si son de corte liberal, son demonificadas. Todo el sistema educativo está impregnado de propaganda para crear perfectos comunistas y anticapitalistas que crean de modo acrítico y dogmático en las bondades de su sistema. Cualquier alternativa es desechada sin examinarla siquiera. En pocas palabras: no se busca crear ciudadanos con criterios independientes, que puedan acudir libremente a las fuentes de información que deseen, así como contrastar y discutir libremente sobre lo que aprenden.

- Control de la agenda: En una sociedad verdaderamente libre, existen diferentes grupos que compiten entre sí, al hacerlo, se limitan mutuamente y, eventualmente, cooperan para lograr beneficios mutuos. Un ciudadano particular es probable que tenga poco poder para modificar o dirigir la agenda política, pero es probable que alguno de los partidos, medios de comunicación o grupos de presión existentes defienda ya sus intereses. Ni que decir tiene que en el caso cubano la agenda está en poder de una élite dirigente, que da el impulso político que el congreso respalda en bloque. Como los medios están controlados y la oposición más que restringida, no se da este juego de mutuos "Checks and balances"

- Inclusión de los adultos (en otras obras habla de modo genérico de "inclusividad"): No es algo que se le pueda negar al régimen cubano, los ciudadanos adultos pueden votar. Pero fallando en los cuatro criterios anteriores, éste no subsana el conjunto.

España cumple con los cinco criterios sin problemas. Adelantándome a algunas posibles críticas, debo señalar que otra cuestión es estar de acuerdo o no con determinadas políticas que adopte un gobierno (elegido en elecciones competitivas, regulares y con las mismas reglas para todos). Tampoco es sano asumir que todos los votantes de un partido comparten al 100% las decisiones del partido al que otorgan su confianza. Si en una comunidad de vecinos, ejemplo clásico de por qué una democracia asamblearia es impracticable, es complicado llegar a acuerdos y, si hay diez vecinos, puede haber 20 opiniones sobre un tema, imaginen en un contexto más grande. Reclamar canales de participación ciudadana en la política más allá de los partidos (y no olvidemos que la militancia y simpatizantes de los partidos es también plural, forma parte de la ciudadanía, y transmite sus problemas e inquietudes desde dentro de la organización política) me parece perfecto, así se pueden constituir algunos de los grupos de presión que antes mencioné y que pueden influir en el control de la agenda, introduciendo temas, cambiando las políticas relativas a otros o sacándolos de la agenda.

Otras cuestiones relativas a la democracia representativa y sus críticas las he tratado aqui. Hay cuestiones discutidas y discutibles y estoy abierto al debate si alguien se anima.


4 comentarios

  1. Aquí te dejo (por fin) la contestación prometida a la entrada. Espero tu respuesta con ganas.
    Para empezar, ya que ya has dado tu definición de democracia, expondré lo que los marxistas entendemos por ella y de paso explicaré cómo entendemos y estudiamos el Estado. Para nosotros, es algo incorrecto hablar de "democracia" como concepto general; como tu bien expones en tu texto, en el seno de la sociedad existen distintos grupos de presión que se organizan de acuerdo con sus intereses. Para los marxistas, estos grupos son las clases sociales, que se establecen en función del puesto que ocupen los individuos dentro de las relaciones de producción. Aunque todas las clases (ya que los marxistas, aunque entendemos que la principal división se establece entre propietarios de los medios de producción y trabajadores asalariados, también valoramos la existencia de otros grupos como los autónomos y las distintas divisiones en el seno de los dos grupos anteriores) ejercen una cierta influencia a la hora de determinar qué políticas se llevarán a cabo, siempre hay unas que dominan y otras que son dominadas. Para ejercer esta dominación, las clases dominantes se dotan de un instrumento represivo y coercitivo que es el Estado, aunque no es el único medio: en los sistemas capitalistas occidentales los medios de comunicación de masas, que al igual que el Estado están en manos de la burguesía, permiten disminuir la necesidad de recurrir a medios coactivos que provocan rechazo masivo en la población en favor del control de aquello que piensan y opinan. Como dice Chomsky, los Estados occidentales se caracterizan por garantizar una libertad de expresión sin precedentes al tiempo que limitan al máximo la libertad de pensamiento.

    ResponderEliminar
  2. Desde este punto de vista, por tanto, lo correcto sería hablar de democracia para aquella clase que en un momento determinado ostente el poder, y de dictadura sobre las demás. Es por ello que las democracias populares se denominan normalmente dictaduras del proletariado: son las y los obreros los que ejercen y controlan el poder y usan los medios represivos a su alcance para reprimir a la burguesía y a aquellos que defienden los intereses de la misma aún perteneciendo a las clases populares (del mismo modo que, en un Estado burgués como el español, si un alto empresario comenzase a defender los intereses de los trabajadores el resto de miembros de su clase se apresurarían a lanzar contra el a sus medios de comunicación en una campaña de descrédito y desprestigio; en situaciones más tambaleantes, como pudo ser la de la segunda posguerra mundial, se utilizarían medios más coercitivos como las detenciones, el acoso por parte de los cuerpos represivos...). Entonces, ¿significa que hay siempre una unidad monolítica en torno a una línea oficial y no se permite el disenso? En absoluto. Tanto en Cuba como en el Estado español (y en su día en la URSS) hay distintas concepciones "permitidas" dentro de ese espectro ideológico que representan los intereses de las distintas clases que ejercen el poder; una vez te sales de dichas concepciones, y dependiendo del nivel de represión que se vea obligado a utilizar el Estado (no es lo mismo el Estado español, sin enemigos fuertes cerca y rodeada de países aliados y perteneciente a la mayor organización militar del mundo que Cuba, prácticamente sola frente a una superpotencia económica y militar), puedes encontrarte con varias formas de coacción que van desde la ridiculización hasta el encarcelamiento o las torturas (éstas últimas bastante comunes en el Estado español).
    La democracia se ejerce, por tanto, por parte de los miembros de una clase y en favor de los miembros de dicha clase. Cuando los marxistas decimos que Cuba es un Estado democrático no nos referimos a que no se ejerza la dictadura sobre nadie; nos referimos a que, comparado con el sistema capitalista, en la que la dictadura se ejerce sobre una inmensa mayoría de la población que no participa de los intereses de aquellos que ostentan el poder (incluyendo, por ejemplo, a pequeños y medianos empresarios que, a pesar de pertenecer a una clase explotadora y ser propietarios de medios de producción al igual que los altos burgueses, se ven acosados por el gran capital y en ocasiones pueden llegar a alinearse con los grupos y partidos que defienden los intereses de los trabajadores), el sistema socialista es más democrático ya que la dictadura la ejerce una mayoría (clases trabajadoras) sobre una minoría (clase burguesa y sus defensores). ¿Sigue sin ser completamente democrático? Desde luego, pero es imposible mejorar eso.
    Me imagino que, en algún momento, dirás que al contrario que en los Estados socialistas en los Estados capitalistas si que se deja concurrir a los Partidos Comunistas y obreros siempre y cuando cumplan las reglas del juego democrático. Teniendo en cuenta los casos de la II República española, el Chile de Salvador Allende y la Venezuela chavista (además del de la NASAKOM indonesia, aunque este último no era un sistema democrático burgués al uso occidental), todos ellos países donde partidos comunistas o al menos muy progresistas y de discurso como mínimo pseudorrevolucionario llegaron al poder por medio de las urnas (estoy abierto a discutir los tres casos, especialmente el venezolano que me imagino que será con el que tendrás más objeciones a esa afirmación) y donde la respuesta burguesa tomó la forma de un golpe de Estado comandado por las clases depuestas (en Venezuela fue de traca: el presidente provisional que se nombró durante el golpe de Estado de 2002 era a su vez presidente de la patronal), me inclino a pensar que dicha disposición de la burguesía a un juego limpio y democrático no es más que una máscara.

    ResponderEliminar
  3. Por último, quería contestar a dos de los cinco criterios que expones sobre la consideración como democrático de un sistema político. Los otros tres los considero ya contestados: el de los grupos de presión, porque ya he explicado que siempre va a haber unas clases dominantes, y las únicas diferencias en la política llevada a cabo dependerán de qué clase o clases dentro del bloque dominante tengan la posición favorable en ese momento. Por otra parte, el de inclusión de los adultos y el de igualdad de voto tu mismo dices que tu desdeño del cumplimiento de ambos por parte del Estado cubano proviene de los dos criterios restantes y, por tanto, entiendo que si logro rebatirlos los aceptarás como cumplidos también por parte de Cuba.
    En cuanto a la participación efectiva, si, es cierto que no se pueden formar otros partidos políticos. Sin embargo, en el sistema electoral cubano no se eligen a partidos, sino a personas individuales; por tanto, es indiferente que no se puedan formar partidos, y de hecho la consideración del PCC como Partido y no como organización normal es más un título honorífico por su importancia histórica que un poder real. Y si, los disidentes se presentan a las elecciones (con catastróficos resultados, todo sea dicho). Aquí tienes una noticia de la BBC, poco sospechosa de partidaria del sistema socialista cubano, que ilustra la participación de los disidentes en las elecciones, en este caso municipales: http://www.bbc.co.uk/mundo/america_latina/2010/03/100312_0021_cuba_disidentes_elecciones_gz.shtml
    Por otro lado, lo que dices de la comprensión ilustrada es aplicable también al sistema capitalista español: las opciones consideradas como aceptables por el sistema son defendidas a través de los medios de comunicación de masas en manos de la clase en el poder (incluso Público o La Sexta, que suelen ser jaleados por la izquierda de este país, no van más allá de una apuesta por una socialdemocracia tibia), mientras que aquellas que no lo son se enfrentan al ostracismo absoluto y a luchar duramente por conseguir llegar a la gente (del mismo modo que los disidentes cubanos de la noticia anterior con el puerta a puerta) o, incluso, con la ilegalización directa, como en los casos de los diarios Egin y Egunkaria, de los que luego se vieron obligados a rectificar incluso los propios tribunales españoles (cuando ya habían cerrado ambos medios, eso si). La diversidad de tendencias (dentro del socialismo, evidentemente) puede observarse también en los medios cubanos, donde encontramos corrientes que son incluso contrapuestas en sus visiones sobre determinados temas. Del mismo modo, una vez más, que en el Estado español. Por otro lado, los cubanos cuentan con una comprensión lectora que es la envidia de los países de la zona según los informes de UNICEF (países latinoamericanos, que son los que se evalúan en el informe, aunque sospecho que también superarían ampliamente a su vecino de las barras y estrellas), lo que siempre es útil a la hora de evaluar las distintas opciones que se presentan (incluso aquellas "no oficiales" como la representada por los disidentes o Yoani Sánchez).
    Y con esto concluyo mi exposición. Espero no haber sido demasiado farragoso y enredado, pero es que me estoy muriendo de sueño y no tengo ánimos para una segunda lectura del texto.
    Un saludo.
    P.D.: Perdona por haberlo puesto en tres comentarios, pero es que no me dejaba extenderme más. Espero no haber sido demasiado extenso en mi contestación.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias por la respuesta! No hay nada que disculpar, hombre. La extensión será la que necesites para explicar tu posición. Más tarde haré un comentario más extenso (aunque no sé si tanto como el tuyo). ¡Un saludo!

      Eliminar

© La Justicia Como Equidad
Maira Gall