martes, 4 de junio de 2013

¿Caerá Erdogan? No, pero habrá cambios

En una entrada anterior recogí las principales razones que han llevado a que la ola de protestas contra el gobierno de Recep Tayyip Erdoğan se extienda por todo el país. No se trata de quejas sobre la economía, lo curioso del tema es que las medidas liberalizadoras llevadas a cabo durante su gobierno y un mayor control de la política monetaria, que ha logrado reducir la inflación a niveles inéditos hace apenas una década y conseguido un crecimiento económico sostenido, hacen que su economía esté muy lejos de la crisis que sufre, por ejemplo, la española. Quien busque un paralelismo con el 15M, errará estrepitosamente.
Ahora toca plantearse que pasará con estas protestas. ¿Conducirán a alguna parte? ¿Dimitirá Erdogan? Sobre la segunda es fácil responder: NO. El uso que ha hecho de la fuerza para reprimir las manifestaciones y las numerosas críticas recibidas pueden hacerle perder un cierto apoyo, pero sigue contando con un respaldo electoral, obtenido en elecciones libres, limpias y competitivas, cercano al 50% que no hay que desdeñar. Ya se ha referido a él cuando ha dicho que podía sacar si quería a un millón de personas a las calles a manifestarse a favor del gobierno. 

Paseo de los leones de Anitkabir, Ankara, donde yacen los restos de Mustafa Kemal Pasa, Atatürk, fundador de la moderna República de turquía y hay un museo dedicado a su memoria.
La respuesta a la primera pregunta depende mucho de cómo se desarrollen los acontecimientos. Ninguna protesta en las calles puede durar eternamente. Por ello, es necesario pensar en un escenario posterior que canalice el descontento y le dé forma. Como se trata de una cuestión política, entiendo que la solución debe ser también política. El AKP se ha enfrentado en los últimos años a una oposición dividida y con falta de liderazgo claro, lo que ha contribuido a sus sucesivas victorias electorales. Sin embargo, eso ya estaba cambiando, al menos en el caso del principal partido de oposición, el CHP fundado por Atatürk, tras resultar elegido Kemal Kılıçdaroğlu como líder del partido, que ha visto mejorar sus resultados elección tras elección. En cualquier caso, sigue sin aglutinar apoyo suficiente como para lograr gobernar en solitario o formar una coalición estable con otras fuerzas políticas. A día de hoy, debería apoyarse en el MHP, lo que resulta muy improbable dadas sus divergentes ideologías.

Quizás surja algún nuevo partido que pueda captar parte de esta ciudadanía turca descontenta que no se ve representada en ninguna de las opciones existentes y que quiera ir más allá de la mera defensa del kemalismo. Aparte de la defensa de los valores seculares y de desarrollo, progreso e igualdad que Atatürk trajo al país e Inönü logró consolidar, muchos ciudadanos turcos reclaman simplemente la defensa de una sociedad democrática y plural, más allá de etiquetas del pasado. Las palabras que una buena amiga turca, que participa en las protestas, me escribía ayer, lo resumen mucho mejor de lo que yo lo hubiera dicho jamás: "Sólo quiero ser una persona normal, un ciudadano normal. Ni kemalista, ni anarquista, ni religioso: normal."

Pero la política tiene muchas facetas, y los partidos son sólo una de ellas. La sociedad civil, los sindicatos, grandes y muy activos, y los diferentes grupos de presión existentes en el país, tienen una oportunidad de oro para servir de contrapeso y freno a Erdogan, que ha sido acusado en muchas ocasiones, y no sin falta de razón, de gobernar sólo para sus votantes. Una cosa es tener una holgada mayoría que permita llevar adelante un programa, y otra es no tener en cuenta que, incluso con mayoría, es preciso tener en cuenta y llegar a consensos con la oposición.

El ejército ha permanecido callado hasta ahora, y nada hace prever que actuará. Aunque se han dado casos ya de ayuda a los manifestantes, como la ya célebre foto del soldado arrojando máscaras antigás desde las verjas de un hospital militar. Es una institución muy respetada y en la que confían la mayoría de los turcos. No se puede decir lo mismo de los medios turcos, que han hecho en su mayoría mutis por el foro, llegando a emitir la CNN turca documentales sobre pingüinos, mientras CNN internacional emitía en directo las protestas. Es verdad que algunos, como el Hurriyet o el Milliyet, habitualmente críticos con el gobierno de Erdogan, recogen ahora ya fotografías o videos de las protestas. La respuesta internacional a la petición de los manifestantes de difusión de información sobre las protestas ha sido masiva y ejemplar. Las redes sociales han jugado un papel esencial en las protestas, razón por las que Erdogan las ha criticado e incluso se han producido algunas detenciones por "incitar a la protesta" en twitter

Puede ser que Erdogan no caiga, pero deberá tener en cuenta a la otra mitad del país que no le vota al tomar decisiones. Además, parte de su propio electorado, no necesariamente islamista, le pide explicaciones. También de lo que ocurra con los cientos de detenidos por las protestas y millares de heridos depende su futuro político. Habiendo ya dos muertos, si intenta aplicar castigos ejemplares, será como echar gasolina para apagar un fuego. Ningunear a los manifestantes y acusarles de ser meros extremistas e insinuar la presencia de servicios secretos extranjeros tras las protestas, emulando a Nicolás Maduro, no hará que desaparezca el problema. Las disculpas del viceprimer ministro turco, Bulent Arinç, llegan tarde para frenar una reacción en cadena que se ha extendido a 77 de las 81 provincias del país. El país está pendiente de como gestione esta crisis, y la comunidad internacional, sobre todo su sociedad civil, no le dejará pasar una.

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