jueves, 4 de julio de 2013

Morsi ha sido depuesto: ¿Una oportunidad para reconducir la Revolución por la senda democrática?

Si hace apenas 24 horas lamentaba que la transición en Egipto era una oportunidad democrática secuestrada por el islamismo, hoy el escenario ha cambiado radicalmente. Finalmente, los militares han cumplido con el ultimatum de 48 que concedieron y han derogado la constitución y destituido a Morsi. Provisionalmente será el presidente del Tribunal Constitucional, Adly Mansur, quien asuma de modo interino la jefatura de Estado en lugar de Morsi y convocará elecciones anticipadas para elegir nuevo presidente. Las fuerzas militares han sido desplegadas a fin de evitar violencia y pillajes y se mantiene una especial vigilancia de puntos claves, como la universidad de El Cairo, canales de televisión y sedes ministeriales.

Plaza de Tahrir con ambiente festivo. Fuente: La Voz
La oposición, con Mohamed Al Baradei como cabeza visible, ve con optimismo la actuación del ejército y confía que permita reconducir la revolución que derrocó a Mubarak por vías que integren a todos. Morsi no está propiamente detenido, pero no se le permite salir del país, así como otros altos cargos de los Hermanos Musulmanes y de sus socios salafistas en el gobierno. La alegría de la oposición, visible en cualquier imagen de la emblemática plaza Tahrir, contrasta con el ánimo de los partidarios del depuesto presidente en Ciudad Naser, bastión islamista de la capital cariota. La reacción de unos partidarios que ya de por sí mostraban poca tolerancia respecto al resto de la oposición, ahora que su legítimo presidente (con las salvedades expuestas en el siguiente párrafo) ha sido depuesto, puede ser de una violencia inusitada.

Es verdad que Morsi venció en las elecciones, aunque por un exiguo margen que evidenciaba la gran división ya existente en el país. Morsi ha cometido errores al no comprender que la democracia va más allá de tener una mayoría y ejercerla como un rodillo que aplaste la oposición. Una cosa es desarrollar el programa de un partido, razón por la que sus electores le han votado, y otra muy diferente gobernar sólo para tus electores y confundir las necesidades del país con los deseos de tus propios partidarios. La aprobación de un texto tan vital como la constitución requiere de un gran consenso en su redacción, que no se dio, y de una votación verdaderamente masiva a su favor tras haber sido difundido el texto definitivo y convenientemente acercado y explicado a la ciudadanía, circunstancia que tampoco se dio. Tampoco contribuyó a dotarle de confianza su intento frustrado de blindar su figura.

El papel de la cúpula militar es un verdadero misterio. Si bien su intención declarada responde a la ya conocida letanía de mantenerse alejados de la política, que tantas veces y en tantos lugares ha sido incumplida, serán los acontecimientos los que determinen su papel final. Sin embargo, posiblemente el ejército se ha dado cuenta que la sociedad civil egipcia no volverá a aceptar gobiernos autocráticos del tipo que sea, por lo que es dudoso que interfiera en el desarrollo de la vida política egipcia más allá del tiempo necesario para estabilizar la transición. Hoy, la mayoría de la oposición, líderes estudiantiles, cristianos y grandes imanes están de su lado; pero ello no es un cheque en blanco, igual que tampoco lo era la victoria de Morsi en las urnas, aunque él así lo creyera. Su papel de árbitro depende de que pite bien y se vuelva invisible cuando ya no se le necesite.

Ninguna de los problemas que acuciaban a Egipto a la caida de Mubarak ha sido resuelto, e incluso se han agravado. En lugar de intentar mitigar algunos de los más acuciantes, puso su agenda islamizadora encima de la mesa, cuando en principio había prometido no hacerlo. La sociedad egipcia necesita un suministro constante de electricidad, saneamientos públicos, un mejor sistema educativo y sanidad, seguridad pública, frenar la violencia rampante contra las mujeres y, en suma, resolver muchas cuestiones previas antes de plantearse siquiera la cuestión religiosa.

¿Estamos ante el inicio de una dictadura militar o ante una nueva oportunidad para la incipiente democracia egipcia?

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