sábado, 24 de septiembre de 2016

¿Abocados sin remedio a nuevas elecciones?

El tiempo pasa, los plazos corren y la sensación de hastío por la situación política actual, con independencia del partido político al que se pertenezca, alcanza a virtualmente toda la población española, que ya se ve votando en diciembre, vestido de Papá Noel mientras come turrón y toca la pandereta.

Este será el ganador de las terceras elecciones. Fuente: On the EDge
Las elecciones vascas y gallegas de este 25 de septiembre han servido de excusa para no mover ficha hasta ahora y mantenerse a la espera de aconticimientos. Es más que previsible que En Marea supere en Galicia al Partido Socialista y que en el País Vasco el PSOE pierda la mitad de sus actuales diputados, resultados que no se antojan precisamente positivos.


Por si lo anterior no fuera poco, Pedro Sánchez ha lanzado el órdago de querer intentar una investidura alternativa con Podemos y los nacionalistas, circunstancia esta última que no ha hecho ninguna gracia a buena parte de los barones socialistas. Además, como ya señaló Susana Díaz, con 85 diputados no se puede gobernar. Más duro fue Mariano Rajoy al afirmar que, aunque matemáticamente posible, un gobierno formado en esas circunstancias, difícilmente tiene visos de durar. Lo más probable es que, además de no llegarse a formar semejante Frankenstein político, este último intento desesperado de Sánchez de dar imagen de líder capaz llevará al Partido Socialista al peor resultado electoral de su historia.

El Partido Popular, aunque con problemas acuciantes y atacado desde diferentes flancos, aguanta el tipo y no es descabellado afirmar que mejoraría sus resultados sólo con mantener sus actuales votos, merced a una mayor abstención. Seguirá necesitando socios para formar gobierno, pero es posible que esta vez baste con los escaños de Ciudadanos, en la medida en que se mantenga aproximadamente en su número actual.

En Podemos, el tiempo del ascenso se ha terminado. Hicieron promesas que no podían cumplir y dieron una sensación de que los cambios se producirían con inmediatez, y no ha sido así. Aspiraban a la transversalidad, a superar la tradicional distinción entre izquierda y derecha, pero no lo han conseguido y muchos votantes desencantados han vuelto a su antiguo partido, cuando no a ninguno en absoluto. Además, Ciudadanos, con un discurso muy moderado, donde cabe desde la socialdemocracia (la de verdad, no la de boquilla de comunistas confesos reconvertidos en socialdemócratas en cuestión de meses) hasta el liberal, ha atraido a todo el sector más centrista que un día llegó a estar en Podemos. Quizás Iglesias debió escuchar más a Errejón que al populista altivo y arrogante que es Monedero, pues la política de confrontación y de discurso duro, limita el potencial de expansión de un partido, que ahora está correctamente encasillado a la izquierda del Partido Socialista.

Uno puede empecinarse en culpar a quien quiera de la actual situación de bloqueo, pero el hecho es que el partido más votado lo seguirá siendo en unas terceras elecciones, aumentando además sus escaños, mientras que el principal partido de la oposición hasta ahora se hundirá. Mientras tanto, el país seguirá sufriendo las consecuencias de esa incertidumbre política por no haber comprendido que, si no puedes formar una mayoría alternativa, permite formar un gobierno en minoría, al cual podrás exigir responsabilidades y en el que podrás influir, pues necesitará forzosamente llegar a pactos para aprobar Leyes Orgánicas y los Presupuestos Generales del Estado.

¿Qué piensan ustedes?

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