Lo inevitable ha sucedido: Pedro Sánchez se ha visto obligado a dimitir al no lograr imponerse en un tenso Comité Federal de un partido al que había conducido al borde de la escisión.
El PSOE a punto de hundirse. ¿Habrá supervivientes? Fuente: Wikipedia |
Esto no significa en absoluto que los problemas del partido socialista hayan desaparecido, se han limitado a cambiar. Las heridas que ha dejado necesitarán de muchos puntos de sutura y no queda claro quien liderará el partido. De momento, el presidente asturiano dirigirá la gestora durante el interregno hasta restaurar una ejecutiva que funciones dentro del ámbito de la normalidad.
Para Pablo Iglesias, hombre propenso a pontificar sobre la virtud y la moral, quien ha ganado es el Partido popular y aquellos socialistas que, según el, le apoyan. Esto es de un reduccionismo simplista y maniqueo. Fantástico para lograr que "los buenos" se sientan moralmente superiores a "los malos", pero pésimo para entender la complejidad inherente a la política y las relaciones humanas en general, plagada de zonas grises.
Tampoco debería alegrarse en exceso, por eso de "cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar". Podemos es una especie de Frankenstein político que auna no nacionalistas y nacionalistas y es sólo cuestión de tiempo que se produzca la explosión que rompa el partido y haga que los últimos se "emancipen" definitivamente de la matriz. Y eso sin contar la lucha interna entre pablistas y errejonistas por construir un partido que "de miedo", lo que forzosamente restringe el potencial de expansión de su techo electoral, o que busque que atraer a un electorado más amplio suavizando un poco sus formas.
Sobre todo, y esto debe tenerse claro, la equiparación de permitir la investidura del partido más votado (toda vez que una mayoría alternativa de ha demostrado imposible), no supone dar un cheque en blanco a nadie. por el contrario, significa la posibilidad de ejercer de oposición y lograr influir en las políticas de un gobierno en minoría que necesitará forzosamente llegar a acuerdos con terceros partidos. Si esto se hubiera comprendido antes, la situación del PSOE sería completamente diferente.
Aunque la dimisión de Sánchez haya abierto el camino a a la abstención, esta dista mucho todavía de ser segura. Sin embargo, lo que antes era la opción más razonable, ahora es una necesidad imperiosa. Si los resultados previsibles para unas terceras elecciones eran malas antes para el PSOE, si se celebrasen tras este caos, pasarían a pésimas.
Ni en los sueños más húmedos de los líderes de cualquier partido que no sea el PSOE, se les habría ocurrido pensar en unas perspectivas más halagueñas. Por su izquierda, Podemos e IU ganarían votos con total seguridad a costa de los socialistas, sin contar la parte de su electorado que se abstendria. Todo apunta a que el Partido Popular, que ha mantenido un perfil bajo en toda esta crisis y que, sobre todo, da una imagen de unidad y solidez que contrasta con el la del Partido Socialista, como mínimo mantendrá los resultados de las anteriores elecciones, subiendo además en escaños. Con que Ciudadanos no cayese mucho, sería casi segura la formación de un gobierno en coalición PP-C's.
Lo único que puede hacer el Partido Socialista es ganar tiempo y permitir la investidura de Rajoy. Con todo, será una oposición débil, fácil de amedrentar con la insinuación de una convocatoria de elecciones anticipadas. Muy hábil y conciliador tendrá que ser el nuevo líder del PSOE para dar la impresión de ejercer una oposición tenaz pero responsable y recuperar la confianza de sus militantes y electores.
Lo suscribo todo y estoy segura que como yo mucha gente que tenga la cabeza en su sitio, incluidos algunos militantes y barones del PSOE (los inteligentes)
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