lunes, 17 de junio de 2013

Socialismo del Siglo XXI: A mamar teta en nombre de la soberanía alimentaria y el amor materno-filial

Intentando calcar el estilo de su predecesor en el cargo, Nicolás Maduro no es más que una triste parodia de su predecesor (que a su lado queda, en verdad, como un gran estadista), que enfrenta problemas que ya venían de antes, por las propias políticas chavistas, y amenazan con acabar de explotarle en la cara dado su modo de enfrentarlas. Si fuera un empresario circense, como se suele decir, le crecerían los enanos. Si no fuera porque al final es la población venezolana quien sufre las consecuencias de un gobierno conspiranoico e incompetente, parecería una disparatada comedia de Woody Allen. Hasta acusó a google de ridiculizarle (y eso que se vale y se sobra él solito). Hagamos un poco de memoria de sus grandes hitos.

Algunas de las parodias que circulan en internet sobre Nicolás Maduro
Su victoria en las elecciones, marcadas por su comunicación vía pajarito con el espíritu de Hugo Chávez, por una exigua diferencia de menos de dos puntos, más que discutida y no resuelta, es su primera crisis política. El recuento que autorizó el Consejo Nacional Electoral fue, sin sorpresas, una mera pantomima en que no se incluyeron documentos técnicos vitales como los cuadernos de votación ni se permitió el acceso al registro electrónico de las máquinas que fallaron o no enviaron datos. Además, fue llevado a cabo sin participación de observadores de la oposición.

Emulando a su antecesor, denunció en mayo planes para asesinarle supuestamente orquestados por el expresidente de Colombia, Álvaro Uribe, apoyado por paramilitares y miembros de la derecha venezolana. De todos modos, el ex vicepresidente venezolano, José Vicente Rangel, tampoco se queda corto al "denunciar" supuestos complots; en este caso, la muy improbable compra de 18 aviones de combate en Estados Unidos por parte de la oposición para atacar Venezuela desde una base militar estadounidense radicada en Colombia. Pero, seamos "justos", su gran corazón le permite albergar algún tipo de interés por el bienestar personal de Henrique Capriles, pues también denunció un plan de la CIA para acabar con la vida del líder opositor y culpar de ello al gobierno chavista.

Lo anterior, que duda cabe, son meras cortinas de humo para enmascar los problemas importantes. Cuando durante 14 años se ha llevado una política económica de destrucción de la empresa privada y se ha sustituido por un sistema inoperante de empresas y tiendas públicas, improductivas y con precios tasados, muy alejados del valor real; con una inflación superior a la reconocida por el gobierno y una reciente devaluación del Bolívar que ha reducido aún más el poder adquisitivo de los venezolanos y un tipo de cambio de divisas irreal; cuando no se ha reinvertido en las instalaciones petroleras, de modo que se produce dos tercios del número de barriles que se producían antes del primer mandato de Chávez; cuando se depende de las importaciones de alimentos y productos de primera necesidad, pero no hay dinero, porque se ha gastado el que se ingresó (como las compras adelantadas de petroleo por parte de China) en proyectos absurdos o se ha regalado o vendido a precios ridículos a países amigos; cuando se presenta junto todo lo anterior, tenemos un desastre.

Para Maduro, hay un plan de la derecha, que supuestamente ha hecho acopio de papel higiénico para sí, generando la escasez. Pero no todos los chavistas comparten su opinión, para Elías Eljuri, presidente del Instituto Nacional de Estadística venezolano, la escasez se debe a que la gente come más. Esto es lo que se puede llamar pluralidad. Pero no todo es papel higiénico, tampoco hay o es muy complicado encontrar compresas ni pasta de dientes, harina para las arepas o productos cárnicos. Es necesario recordar que el precio de los principales productos básicos está regulado por el Estado, pero las políticas económicas ya señaladas hacen casi imposible a los productores producir y vender a esos precios. Incluso con la subida de un 20% de los precios máximos de venta, será complicado recuperar el abastecimiento.

El verdadero problema radica en el papel que el Estado bolivariano tiene en la economía. En lugar de crear riqueza la ha destruido. Su política de brutal intervencionismo y nacionalización de "sectores estratégicos", en un sentido más que laxo, ha creado una inseguridad jurídica que ahuyenta la inversión y, como ya pasara en la extinta Unión Soviética, ha vuelto sectores anteriormente competitivos en improductivos. De hecho, aunque la idea inicial de Chávez era aumentar la producción de alimentos y productos básicos, la producción nacional se ha hundido un 40% y se importan ahora cinco veces más que en 1999. Además, la corrupción vinculada al entramado de empresas estatales y distribuidoras es rampante.

La última ocurrencia del gobierno de Maduro es pretender obligar por ley a que las madres den el pecho a sus hijos. Ciertamente es loable su preocupación por la lactancia materna y su papel en el desarrollo del bebé y la cuestión del amor materno-filial, pero una cosa es promover, dando facilidades, y otra es obligar porque, simple y llanamente, no tienen biberones ni leche para lactantes. Sospecho que el planteamiento psicológico de tan brillante idea debe ser algo similar a esto: "Me piden algo que no puedo dar (y que no me pidan pañales, por Dios, que ya me cuesta darles papel higiénico), voy a prohibir que puedan exigirlo con la idea más peregrina que se me ocurra. Si no pueden pedirlo, porque no está permitido, ya no hay problema de desabastecimiento".

¿Cuál será la siguiente ocurrencia?

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