lunes, 23 de septiembre de 2013

John Rawls: el último gran contractualista (6). La crítica comunitarista

Los comunitaristas afirman que Rawls, y el resto de liberales, buscan principios de justicia de los que se pueda exigir observancia por parte de todos los individuos de la sociedad, incluso de aquellos que no compartan plenamente la visión de la vida de los demás. El problema es que, según los comunitaristas, estos principios sólo pueden derivar de prácticas concretas de sociedad también concretas. No existen principios abstractos que se generen el vacio y, además, de haberlos, se preguntan cuál sería la razón para aplicarlos en lugar de otros.

El ataque contra el liberalismo es brutal, dudan de que la sociedad pueda ser gobernada por la justicia liberal o que esa misma justicia sea siquiera un ideal coherente. Como alternativa presentan una sociedad gobernada por el bien común, en la que el bien de la comunidad misma es preeminente. La moral es algo que basan en la práctica de la comunidad. Así pues, no hay principios morales o valores de justicia abstractos y universales que la razón pueda descubrir.

Analizaré de modo separado los principales filósofos comunitaristas que plantean críticas a Rawls: Michael Sandel, Michael Walzer y Charles Taylor.
 
De izquierda a derecha: Michael Sandel, Michael Walzer y Charles Taylor. Fuentes: The Independent, Colectivo Burbuja y wikipedia, respectivamente.

 1. Michael Sandel.

También profesor de la universidad de Harvard. Su crítica fundamental se dirige contra el velo de la ignorancia en su libro "El liberalismo y los Límites de la Justicia"1
 
Para Sandel, estamos por naturaleza afectados o gravados de tal modo que es imposible, incluso a nivel hipotético, tener tal velo. Ejemplos de estos gravámenes serían los lazos o cargas familiares, de los cuales no somos responsables, pues nacemos en el seno de una familia sin posibilidad de elegirla de modo consciente. Debido a que no se pueden elegir, estos lazos están ligados de modo inseparable a las personas. Sandel cree que una versión menos restrictiva y flexible del velo de la ignorancia es posible. Sin embargo, el argumento de Rawls depende de que el velo sea lo suficientemente restrictivo como para tomar decisiones sin conocer quienes se verán afectadas por ellas, lo cual es imposible en la realidad pues todos estamos ligados a alguien en este mundo.

Sandel Plantea que la existencia de un sujeto "radicalmente desencarnado", desapegado de todo, es nefasta, puesto que un sujeto así, afirma, no es capaz de llevar a cabo una elección racional. Un sujeto de esas característica no cuenta con experiencia, motivaciones ni capacidad de delibración, lo que nos conduce a la arbitrariedad en la elección de los principios de justicia.

Mantiene que en la posición original las personas no eligen realmente los principios, puesto que está diseñada de tal modo que forzosamente desearán éstos elegir ciertos principios y no otros. Ciertamente hay muy poca voluntariedad cuando todas las posibilidades de elegir están tasadas y el resultado esperado siempre el mismo. Además, plantea que el individuo de la teoría de Rawls tampoco tiene capacidad de elección al ser incapaz de deliberar y reflexionar. Para Sandel la reflexión supone la existencia de deseos fundamentales, para Rawls, ésta se limita "a ponderar la intensidad relativa de necesidades y deseos existentes, y la deliberación que implica no poder indagar la identidad del agente ("¿Quién soy yo realmente?"), sólo puede indagar las sensaciones y los sentimientos del agente ("¿Realmente qué me parece o qué prefiero?")"2

La crítica de Sandel presenta fallos que paso a exponer:3
  • Afirma que la teoría de Rawls presupone la existencia de una comunidad cuyos valores y preocupaciones están implícitos en los razonamientos de las personas en la posición original. Así pues, no cabe pretender que la deliberación sobre los principios de justicia sean el producto de una deliberación llevada a cabo por actores independientes, sin ligaduras ni compromisos sociales de ningún tipo. Sin embargo, esto era algo que el propio Rawls había reconocido en una serie de conferencias de 1980: "Conferencias Dewey", en las que afirmaba que su preocupación era simplemente descubrir aquellos principios morales que mejor pudieran servir a una sociedad, con todas sus pretensiones particulares.

  • Resulta excesivo decir, como hace Sandel, que el contexto social constituya mi identidad. Una cosa es que me identifique con ella o pueda incluso ser identificado por el lugar que ocupo en la misma y, otra muy diferente, es que determine todo lo que soy.

  • El propio Sandel llega a admitir que el sujeto es partícipe en la construcción de su propia identidad. Siendo así, en poco difiere entonces su visión de la de Rawls.

  • No indica por qué el yo debe ser creado políticamente. La personalidad, el carácter, la actitud... están determinados por nuestro entorno social, el cual incluye a la familia, la escuela, el grupo de amigos, etc; los cuales no son necesariamente comunidades políticas.

2. Michael Walzer.

En su libro "las esferas de la justicia"4 , argumenta en favor de lo que él llama igualdad compleja y contra la visión de que bienes con diferente significación y contenido pueden ser juntados en torno a una categoría más amplia de bienes primarios (aquellos que las personas necesitan, en tanto que ciudadanos libres e iguales, y como miembros plenos de una sociedad, capaces de colaborar con otros. Estos bienes satisfacen las necesidades de los ciudadanos, que no sus preferencias o deseos).

Critica, pues, que Rawls intente determinar un único sistema distributivo, cuando la sociedad y la historia demuestran que existen múltiples posibilidades en tiempos y lugares diferentes. Así, la visión de Walzer es, ante todo, particularista. Señala tres aspectos que cabe destacar:5
  • Nunca hubo un medio universal de cambio que facilitase la distribución.
  • Nunca hubo un único punto o lugar de decisión del cual todas las distribuciones fueran controladas o en un único conjunto de agentes tomando decisiones distributivas para toda la sociedad.
  • Nunca existió un criterio único para todas las distribuciones.
La tesis de Walzer defiende que "diferentes bienes sociales deben ser distribuidos por diferentes razones, de acuerdo con diferentes procedimientos, por agentes diferentes, y todas esas diferencias derivan de las diferentes comprensiones de los propios bienes sociales". Así pues, los propios principios de justicia son pluralísticos en cuanto a su forma.

8.3. Charles Taylor.

Es un filósofo católico canadiense etiquetado como comunitarista, aunque no se encuentra cómodo con este encasillamiento. 

Critica al liberalismo que situe en la cúspide las preferencias de los individuos, de modo que los derechos individuales queden por encima de las pretensiones del resto de la sociedad. La concepción que tiene el liberalismo de los individuos como "átomos"6, dificultan la explicación sobre la sociabilidad humana. Para Taylor, las teorías liberales se centran demasiado en los derechos individuales y olvidan la importancia de mantener las condiciones que hacen posible la elección racional de los individuos. Considera que hay que prestar mayor atención a la cuestión de la preservación y sostenimiento de las comunidades y sus tradiciones y menos a lo que los individuos quieran. Personalmente, no estoy muy de acuerdo con esta concepción. Las tradiciones y costumbres surgen en un momento dado como novedad, y es el paso del tiempo el que las consagra, pero la sociedad evoluciona y tradiciones que parecían sacrosantas caen en desuso y son completamente olvidadas o tachadas de salvajes. En aras de la estabilidad, estoy de acuerdo en mantener unas instituciones de carácter permanente y una serie de garantías que permitan que todos puedan expresarse, pero no creo que, si las circunstancias cambian, las instituciones deban permanecer iguales. Esto lo que produciría sería una anquilosamiento y, eventualmente, conflictos serios. 

Escribe en 1991 "El malestar de la modernidad"7, libro en que analiza los principales problemas de las sociedades modernas. Entre otras cosas, arguye que la conceptualización de la identidad individual es demasiado abstracta, instrumentalista y unidimensional. Para Taylor, los liberales han descuidado los lazos de los individuos con la comunidad. Taylor habla de los horizontes de significación, que es el trasfondo de relaciones sociales y dialogales con los demás, a través de las cuales las elecciones vitales adquieren importancia y significación. Sin este trasfondo, las elecciones vitales serían vulnerables a un reduccionismo Nietzscheano, donde todas las elecciones fueran de igual valor. Ciertamente, toda elección que hagamos sólo puede ser considerada buena o mala en comparación con algo. Sin una base social y experiencia, no se puede hablar de la justicia de los actos o de la corrección de una decisión dada. 

1Sandel, Michael, "El Liberalismo y los Límites de la Justicia", Gedisa, Barcelona, 2000
2Ibid, pag.200
3Pettit, Philip; Kukathas, Chandran, La teoría de la justicia de John Rawls y sus críticos, Tecnos, Madrid, 2004, pag. 110-111
4Walzer, Michael, Las esferas de la justica, FCE. México, 1983
5De Macedo, Ubiratan B, Liberalismo versus comunitarismo en la cuestión de la universalidad ética,tal como aparece en http://bu.edu/wcp/Papers/TEth/TEthMace.htm
6Taylor, Charles, "Atomismo" en sus Philosophical Papers, 2 vols., Cambridge University Press, Cambridge, ii, 187-210, tal como aparece nombrado en Pettit, Philip; Kukathas, Chandran, La teoría de la justicia de John Rawls y sus críticos, Tecnos, Madrid, 2004, pag. 110-111
7 No existe traducción al castellano de este título.

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