viernes, 13 de septiembre de 2013

Guía para no perderse en el laberinto sirio

Siria lleva tristemente presente en los medios de comunicación desde que hace ya dos años comenzaran una serie de protestas, hasta cierto punto vinculadas con la ola democratizadora de la Primavera Árabe, que rápidamente derivaron en una verdadera guerra civil. Es cierto que al-Asad no gobernaba precisamente un país democrático, pero eso no nos puede llevar a pensar automáticamente que todos aquellos que se oponen a su gobierno sean demócratas que evoquen valores de justicia e igualdad. Los rebeldes actuales no constituyen un grupo homogéneo, e incluso luchan entre sí una vez el ejército regular sirio ha sido expulsado de alguna ciudad "liberada". Con el presente análisis pretendo arrojar luz sobre este conflicto, sus actores y futuro.


¿Quiénes son los rebeldes?

La Coalición Nacional Siria agrupa a día de hoy a la mayoría de los grupos políticos, destacando el Consejo Nacional Sirio (SNC por sus siglas en inglés) y militares que se oponen a al-Asad. La mayoría de la oposición armada es suní. Aunque el Ejército Libre Sirio, la fuerza más grande y teóricamente bajo las órdenes de la Coalición, se define como secular, lo cierto es que es posiblemente el único. El Frente de Liberación Sirio, que opera en el sudeste, y el Frente Islámico Sirio, en el noreste, no ocultan su ideología islamista. Sin embargo, preocupa especialmente el Frente Al-Nusra, brazo armado de Al-qaeda en el conflicto, que ejerce una labor represora allá donde se instala. Para acabar de liar el asunto, hay milicias locales que sólo protegen su propia ciudad, pero no forman parte de ningún grupo organizado a gran escala.

En cualquier caso, se observa una tendencia creciente a la radicalización, producida también por la llegada de fondos de países extranjeros, particularmente del golfo pérsico. A fin de poder intervenir o apoyar abiertamente la ayuda militar a los rebeldes, el ejecutivo de Obama adopta ahora la táctica de intentar "disminuir" la importancia de las fuerzas de Al Qaeda.
¿Qué países apoyan a uno u otro bando?

Por ser breves, Irán, Iraq y Hezbolá (todo el bloqué chií) apoyan el régimen de al-Asad, mientras que los países del Golfo Pérsico y Turquía respaldan a los rebeldes. Existen otros actores regionales, pero que persiguen intereses más concretos, entre los que se cuentan Jordania, los kurdos, rusia e Israel.

Aparte de factores estratégicos, la cuestión religiosa tiene gran importancia. Los principales países de mayoría chií apoyan al régimen sirio para consolidar su importancia en la región, además de para evitar el aumento de la influencia de las monarquías del Golfo Pérsico. Pero estás están divididas por una gran rivalidad entre Riad y Doha, que les ha llevado inclusive a financiar diferentes grupos rebeldes.

Turquía pasó de tener unas buenas relaciones al inicio del conflicto (desde la expulsión del PKK y su líder Öcalan de Siria, en 1998; antes no eran amistosas, precisamente) a ayudar a los rebeldes, especialmente a los suníes, dejando de lado otras minorías del país, como la alawita y los cristianos, que siguen apoyando a al-Asad. La premura actual en llevar a cabo conversaciones con el PKK turco para encontrar una solución política a sus demandas, deriva en gran medida del temor a que la consolidación de una región kurda autónoma en Siria, sirva de base de operaciones al PKK para lanzar ataques contra Turquía, como ya ha pasado con anterioridad desde el kurdistán iraquí.

El miedo a Al-qaeda es patente, tanto más cuando muchos yihadistas entran desde Iraq y Jordania; y estos países temen que, tras una posible victoria rebelde, vuelvan y desestabilicen el país.

Israel tiene dos preocupaciones principales. Por un lado, el aumento de la influencia iraní, por otro, la inestabilidad que conlleva un territorio sin gobierno. Apoyará una solución diplomática que logre aportar estabilidad y seguridad.

Rusia ha adoptado una posición de intermediario, buscando alguna solución diplomática que permita finalizar el conflicto, pero sin cambio de régimen. Quizás no sea todo por puro desinterés, ya que el puerto de Tartus alberga la única base naval rusa fuera de su territorio y Siria es un buen comprador de armas rusas, pero en cualquier caso, se ha convertido en uno de los mayores defensores de una solución negociada.

Los kurdos juegan en su propia división, intentando aprovechar el vacio de poder para conseguir la mayor autonomía e independencia de facto posible. El Consejo Nacional Kurdo, formado por kurdos sirios, se negó a formar parte del SNC por diferencias irreconciliables sobre la cuestión de la autonomía, que exigían no fuera simplemente una descentralización administrativa. Pero el vacio de poder también hace que el Gobierno Regional del Kurdistan (KRG por sus siglas en inglés) del norte de Iraq, y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), se disputen su influencia sobre el terreno e intenten atraer a sus compatriotas étnicos.

¿Qué hay sobre las armas químicas?

Si bien nadie parece dudar que hayan sido utilizadas, cuestión distinta es la autoría de los hechos. Siria es uno de los pocos países que no han firmado la Convención sobre Armas Químicas de 1993, pero esto no significa que las haya utilizado. En cualquier caso, con fecha 12 de septiembre de este año, Siria ha solicitado formalmente la adhesión a dicha Convención. Mientras que barack Obama defiende a capa y espada que Al Asad es el responsable de su uso contra la población civil, para convencer a su opinión pública y a la comunidad internacional que se ha cruzado una línea roja y es necesario responder, comienzan a acumularse los testimonios y evidencias, como las presentadas por Rusia a la ONU, que posiblemente fueron los propios rebeldes (alguno de los muchos subgrupos que lo componen), a fin de forzar una eventual operación militar de castigo sobre al-Asad.

Un reciente informe de la Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre la República de Siria de la Comité de Derechos Humanos de la ONU, señala a los rebeldes también como culpables de crímenes de guerra, sobre todo las milicias islamistas que se adscriben a al-qaeda. El ejército regular sirio no sale muy bien parado, pero los rebeldes no se quedan cortos. En la primera página del informe se afirma que:

"Los grupos armados antigubernamentales han cometido crímenes de guerra como asesinato, ejecución sin el debido proceso, tortura, toma de rehenes y ataques contra bienes protegidos. Han sitiado y bombardeado indiscriminadamente barrios civiles.

Los grupos armados antigubernamentales y los grupos armados curdos han reclutado a niños soldados y los han utilizado en las hostilidades."

¿Cuáles serían las consecuencias de una intervención militar extranjera?

Tras las experiencias de Afganistán e Iraq, y el progresivo desgaste de la imagen del presidente Obama, existe una fuerte reticencia por parte de la opinión pública y de las fuerzas políticas a apoyar ningún tipo de intervención. Además, la más reciente experiencia en Libia, donde se apoyó a los rebeldes contra el régimen de Muamar Gadafi, ha degenerado en un explosivo vacío de poder. El gobierno central se ve incapaz de controlar su territorio, controlado por milicias locales, y donde los yihadistas se sienten como en casa. Si a eso le añadimos los numerosos arsenales que todavía quedan en su territorio, el cóctel resultante no es como para presumir de optimismo. Siria, un país tremendamente complejo y situado en un enclave verdaderamente estratégico, podría sufrir el mismo destino (o peor) de hacer caer el actual régimen sin un plan consistente detrás.
 
¿Qué se puede hacer entonces?

Posiblemente, aceptar la propuesta rusa de entrega de las armas químicas que posea al-Asad, de un modo verificable. Esto alejaría el fantasma de una intervención militar, liderada por Estados unidos y, presumiblemente, sin resolución favorable del Consejo de Seguridad de la ONU, cosa que ya ha ocurrido en otras ocasiones (Cómo en Kosovo). Estados Unidos, tras la cumbre del G20 el 6 de septiembre, se apresuró a emitir un comunicado en que figuraba el apoyo de diez países a su propuesta de intervención, entre ellos España y, sorpresa, francia, pero no Reino Unido. Sin embargo, las cosas no están muy claras.

La aceptación de la propuesta diplomática rusa por parte de Estados Unidos, estaría condicionada a una amenaza del uso de la fuerza en caso de incumplimiento, a lo que tanto Siria como Rusia se oponen. Sin embargo, dicha exigencia es posiblemente más un intento de quedar bien ante su propia opinión pública y tapar la falta de popularidad actual del presidente Obama y el bajo apoyo popular a una intervención militar.

El proceso será, en todo caso, largo y complejo, pero una reducción en la escalada de violencia es esencial, ya que los rebeldes, con sus capacidades actuales, no pueden ganar de ninguna manera frente a un ejército mejor organizado, más numeroso y bien armado. Armar a los rebeldes es una opción francamente desaconsejable. Aunque sea tentador, exigir la renuncia de al-Asad para negociar me parece muy poco realistaCualquier solución duradera pasa por una mesa de negociaciones y porque los actores externos regionales dejen de interferir en el conflicto y que no lo conviertan en una guerra sectaria.

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