martes, 26 de enero de 2016

El delirio de Pablo Iglesias

Las palabras son tan importantes como los hechos. Mantener una cierta coherencia entre lo que se dice y lo que finalmente se hace, también. Pablo Iglesias había negado siempre que entraría en un gobierno con Pedro Sáchez y ahora se descuelga con lo contrario, incluso adjudicándose la vicepresidencia. Sin embargo, las formas y el lenguaje me hacen pensar que no tiene intención de llegar a acuerdo alguno, sino de jugar con la situación y los tiempos de modo que, al menos de cara a sus potenciales electores, pueda echar la culpa de no lograr un "gobierno del cambio" a otros y obtener réditos electorales con ello.


El último artículo de opinión publicado por Iglesias en El País, con el título "El gobierno del cambio" es una muestra más del poder de demagogia de este compañero politólogo, que parece sumido en algún tipo de delirio mesiánico. Vamos a analizarlo por partes.

"El resultado de las elecciones del 20-D puso fin al sistema del turno en España.". Mucho cuidado, el turnismo y el bipartidismo no son lo mismo y tienen connotaciones muy diferentes. El primero remite a pucherazo puro y duro, un escenario en que el voto del ciudadano no sirve de gran cosa, mientras que el bipartidismo, que no hay que satanizar, es una de las posibilidades naturales de un sistema político competitivo.

"Por primera vez, es posible que en España haya un Gobierno plural y progresista lo suficientemente desvinculado de las prácticas del pasado como para garantizar la aplicación de un programa de rescate social inmediato para los 100 primeros días, que lidere los cambios constitucionales que demandan los ciudadanos, que aporte soluciones democráticas y nuevas fórmulas de encaje a la crisis territorial, y que descolonice con savia nueva las instituciones.". Un programa de rescate social vende bien de cara a la galeria, pero hay que dotarlo de fondos. Comparto que se debe ayudar a aquellos en situación de necesidad, pero además, hay que crear las condiciones, a través de políticas educativas, economicas y de empleo adecuadas, para lograr que el menos número posible de ciudadanos tengan que necesitarlas. Lamentablente, tengo serias dudas sobre la capacidad de Podemos para lograr este crecimiento, toda vez que sus referentes económicos han demostrado lo contrario: una gran capacidad de destrucción económica y empeoramiento de la situación social. Tocar la constitución, salvo que se cuente con amplios consensos, es más bien desacosenjable.

"Hemos dicho que es posible que los más de cinco millones de votantes que dieron su confianza al PSOE, y los seis millones que apostaron tanto por Podemos y las confluencias en las que participamos como por IU-Unidad Popular, vean satisfecha su aspiración de que España cuente con un Gobierno plural y progresista.". Fantástico Pablo, has obtenido menos votos en realidad que el PSOE, pero te acabas de apropiar por la cara el millón de Izquierda Unida. Una buena maniobra para hacer que Alberto Garzón se plantee concurrir con Podemos a unas nuevas elecciones (aunque, particularmente, considero que sería el fin definitivo de la formación)

La referencia a la "tradición habitual en la cultura europea: la de los Gobiernos de coalición.", aunque correcta en principio, no suele contemplar situaciones tan complejas en las que seis o más fuerzas deberían unirse para lograr la mayoría. La oferta de coalición que hace sigue obviando el hecho que la suma en votos que hace antes no se traduce en más escaños que la suma PP y Ciudadanos (y la ruptura de Compromís, les dejá en realidad con 4 menos). Además, la coalición resultante sería cualquier cosa menos estable.

"Existen enormes presiones de los grupos de poder, en España y en el extranjero, para que las viejas maquinarias sigan manteniendo el Estado en sus manos, en este caso con la connivencia de Ciudadanos, que, una vez desinflada su burbuja, se ha mostrado como el mejor aliado del proyecto gatopardiano de las élites para que todo siga igual mediante un pacto de búnker PP-PSOE-Ciudadanos.". Maravillo, recurrir a un enemigo externo e interno muy poderoso que se opone a los virtuosos cambios que propone Podemos. Sólo falta añadir que están al servicio del Imperio, dejarse bigote y engordar un poco y creería que quien habla es Nicolas Maduro.

"Ciudadanos no representa ni cambio ni progreso; es más bien la bisagra para que el viejo turnismo se atrinchere y resista el impulso de la nueva Transición. Frente al “inmovilismo pactado”, la historia ofrece una oportunidad de avance social y democrático que debe abrirse paso para alterar la correlación de fuerzas en Europa y limitar los excesos del ordoliberalismo alemán.". Un párrafo lleno de poesía y con invitación a la épica. Una suerte de David luchando contra un Goliat en una cruzada por el progreso que lidera un señor con coleta.

"Lo hemos dicho muchas veces y lo seguimos pensando: no confiamos en los aparatos del PSOE, pero admiramos a sus bases y a sus votantes.". Buena estrategia. Un guiño en toda regla a los votantes socialistas. Así intenta desvincular los ninguneos y humillaciones disfrazados de ofertas razonables de gobierno a Pedro Sánchez y la ejecutiva del PSOE del votante de a pie. Es el "viejo aparato del partido" el que pacta con las derechas, no las bases. Podemos se autoerige en guardián que asegura que "su partido no les vuelva a defraudar". La idea de fondo que subyace es: mejor vótanos a nosotros, porque de los tuyos no te puedes fiar.

"Fue una mala noticia el acuerdo que entregó la Mesa al PP y a Ciudadanos; no solo porque prefigura la imagen de un Gobierno a tres que no quieren las bases socialistas, sino porque va a dificultar la acción legislativa progresista en la Cámara. Es legítimo que el PSOE prefiera entenderse con Ciudadanos y con el PP antes que con nosotros, pero debe respetarse que nosotros nos dejemos la piel para intentar un Gobierno de progreso.". Todos tenemos derecho a la pataleta, y aquí está la de Pablo Iglesias porque no le dejan jugar. En realidad, de acuerdo con el reglamento de la Cámara Baja simplemente se ha cumplido la legalidad. No estoy tan de acuerdo con que se vaya a dificultar esa "acción legislativa progresista". Precisamente, un gran acuerdo entre PSOE, PP y Ciudadanos representaria una amplia mayoria de la población, tanto a nivel numérico como de arco político. Las políticas que se pudieran consensuar en este entorno, tendrían más visos de perdurar en el tiempo.

Me hace gracia que iglesias hable de haber "invitado a Sánchez a un diálogo público y abierto a la ciudadanía". Un diálogo que en realidad es una escenificación en la que se "contrastan propuestas y argumentos", que con total seguridad se habrá ensayado a puerta cerrada para darle mayor verosimilitud. Iglesias, debería recordar su propio dialogo público y abierto con su propio partido, que ha producido inclusive dimisiones multitudinarias (Roberto Uriarte y 19 mas de la cúpula de País Vasco).

"He podido conversar con Alberto Garzón y está dispuesto a que avancemos en la dirección del cambio. He hablado con dirigentes de otras fuerzas que están abiertos al diálogo y que no quieren que gobierne el PP. Este domingo he hablado con Sánchez, y espero, de corazón, que se permita estar a la altura.". Grandísimo final en el que se muestra como un lider conciliador y dialogante al que otros escuchan, unidos contra un enemigo común. Todos menos, de momento, Pedro Sánchez. El problema es que estar unidos contra un enemigo común, no significa lograr llegar a acuerdos. Para ellos se requiere una mínima cercania y, sobre todo, fiarse del interlocutor. Podemos, entre la ambigüedad calculada que mantiene en muchos temas y, por otro lado, la facilidad para cambiar de discurso cuando no le conviene, no puede generar dicha confianza. Sánchez lo tiene complicado, pues se ha dejado arrastrar por Iglesias a su terreno y no controla los tiempos ni la agenda. Sólo un movimiento igual de sorprendente que la renuncia a la investidura de Rajoy, que le ha dejado tocado y hundido, podría otorgarle algo de ventaja.



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