domingo, 24 de enero de 2016

Tocado y hundido: La difícil situación del PSOE entre la humillación y el ninguneo

La situación política española de estos días no se parece en nada a lo que estábamos acostumbrados desde la primera victoria socialista en 1981 y posteriores elecciones, en las que, aunque el partido más votado no hubiera obtenido mayoría absoluta, sí estaba medianamente clara la política de pactos y se lograba llegar a una investidura rápida y sin sorpresas. Cuando ya parecía que este escenario inédito tocaba a su fin, con un previsible intento de investidura de Mariano Rajoy, aunque todo apuntara a que no contaba con los apoyos necesarios y sería un fracaso, éste se ha descolgado con un golpe maestro que ha descolocado a propios y extraños. La renuncia a intentar la investidura es algo que no se esperaba nadie. Las reacciones no se han hecho esperar, siendo las más interesantes las de PSOE y Podemos.

Rajoy recibe a Pedro Sánchez en Moncloa. 28/07/2014 Fuente: Flickr de La Moncloa Gobierno de España. Licencia CC
Pedro Sánchez, que tras la ronda de contactos con el rey insistía en la idea que "era el tiempo de Rajoy", no ha sabido reaccionar a tiempo. De hecho, ni siquiera salió él mismo a analizar la situación, siendo César Luena el encargado. El comunicado oficial del partido socialista no parece más que una mera pataleta porque le obligan a mover ficha sin estar preparados... porque Pedro Sánchez no ha sido suficientemente hábil. Por mucho que insistan, no existe tal "obligación constitucional de aceptar y presentar su candidatura a la investidura o renunciar definitivamente a ella". Sánchez ha ido desde el primer momento varios pasos por detrás. Su actitud diletante ha permitido que Iglesias le coma la iniciativa y dé la impresión de ser un líder más sólido y con las ideas más claras (cosa que no dudo. Ideas claras debe tener, la cuestión es que con la ambigüedad calculada de la que hace gala Podemos, es difícil saber que piensa en realidad)

Pablo Iglesias se había adjudicado un tanto horas antes con la propuesta de un gobierno en el que él actuaría de vicepresidente. Una oferta envenenada y absolutamente humillante para el PSOE tanto en la forma de presentarla como en sus términos. De hecho, no es aventurado afirmar que se ha hecho de cara a la galería, haciéndola aparentemente aceptable y plausible, para que si no fructifica se pueda atribuir la culpa al PSOE por no aceptar, intentando así atraer a un electorado socialista descontento en unas previsibles nuevas elecciones. Lo más divertido de todo, es que una coalición semejante PSOE-PODEMOS-IU dependería todavía de otros partidos para gobernar, punto sobre el que se corre un tupido velo. Por ello, resulta delirante que, tras el anuncio de Rajoy, Iglesias escriba en su twitter: "Hemos hecho una propuesta de gobierno seria y Rajoy ha dado un paso atrás. El cambio es posible. Espero que el PSOE esté a la altura"

La actitud diletante y de falta de coraje de Sánchez continúa al insistir en que aceptará el encargo del Rey de intentar la investidura si el PP la rechaza de nuevo. Parece no darse cuenta de todas las oportunidades perdidas por su inacción. Liderar un gobierno progresista de izquierdas, como gusta decir, es una quimera. Aunque parezca contraintuitivo, lo que más le convendría dadas las circunstancias es intentar llegar a un pacto de gobierno con PP y Ciudadanos. No es una locura, de haber ahora nuevas elecciones podría quedar por detrás de Podemos. Sin embargo, de realizar el pacto antes mencionado, tendría la posibilidad de demostrar a su electorado y la ciudadanía en general que pueden tener altura de miras cuando es necesario. Un pacto a tres que reuna 210 escaños requiere amplios consensos, que garantizan la durabilidad de las políticas porque amplios sectores han formado de ellas. 

Rivera también pasa el testigo a Pedro Sanchez al escribir por twitter: "Rajoy renuncia a la investidura. Sánchez debe decidir si busca acuerdos en la centralidad y el constitucionalismo o en partidos separatistas". El mensaje no puede ser más claro, cualquier gobierno con Podemos queda virtualmente descartado.

Lamentablemente creo que Sánchez seguirá preso de la parálisis que le caracteriza, Iglesias se lo comerá con patatas, Rajoy pondrá el ketchup y la mostaza para aderezarlo y Rivera mirará.

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