lunes, 12 de marzo de 2018

Consejos para un viaje a Japón (4) Descubriendo Tokio - parte 1

Panorámica de Tokio desde el edificio del Gobierno Metropolitano en Shinjuku
Tokio es absolutamente enorme, una verdadera megalópolis compuesta por 23 barrios, que podrían ser ciudades en sí mismas (y de hecho lo fueron), 26 ciudades, más tres pueblos y una villa. Los aficionados a las películas del Studio Ghibli que hayáis visto Ponpoko, recordaréis el modo en que las ciudades se extendieron durante los años de desarrollo posteriores a la 2ª Guerra Mundial, a costa del medio natural y las criaturas que lo habitaban, dejando espantosos bloques de hormigón donde antes había campo. Sin embargo, incluso estos bloques de hormigón pueden tener su encanto y convivir con encantadores barrios residenciales como los que aparecen en Shinchan o Doraemon.

El día y la noche en Shinjuku, parecen dos calles diferentes
Como ya os habréis imaginado, aunque las comunicaciones sean buenas, ir de un extremo a otro puede llevar fácilmente más de una hora. Debéis haceros a la idea que va a ser imposible verlo todo, más aún si además queréis pasar tiempo de compras. En Japón amanece muy temprano y anochece igualmente pronto, así que para la visita a parques, palacios y templos, mejor que lo hagáis durante las horas diurnas. Madrugad y dejad la noche para las compras en centros comerciales y tiendas y para ver el japón de las luces de neón, que es igualmente impresionante.

Nuestro tranquilo barrio residencial en Nishi-Ogikubo
Nuestra primera impresión de Tokio fue nocturna. Apenas aterrizamos, cambiamos algo de dinero en los cajeros automáticos de cambio de divisa, bajamos a canjear nuestro JR Pass (aunque no lo activamos ese día) y compramos el billete para el Narita Express. Nos costó algo más de una hora llegar hasta nuestro alojamiento, algo normal si tenemos en cuenta que cruzamos tokio entero de sudeste a noroeste, pero luego fue fácil llegar al apartamento. Hasta recibimos ayuda de un amabilísimo señor mayor que estaba paseando al perro y otro chico más joven que se unió luego. Nunca podré insistir lo suficiente en lo muy educados, amigables y serviciales que son los japoneses. El día nos permitió apreciar el tranquilo vecindario en que estaba el piso que habíamos alquilado.
 
Shinjuku a nivel de suelo
Tras una buena noche de descanso, habíamos quedado para comer en Shinjuku con algunos amigos japoneses. Llegamos puntualmente y nos llevaron a un restaurante con unas fantásticas vistas, era un piso 50, en uno de los rascacielos de Shinjuku. En un país con tanta densidad de población y tan poco espacio para construir, abundan los restaurantes y tiendas en pisos altos. Como dato llamativo, a pesar de esta densidad de población elevada, el tráfico de vehículos es reducido. El alto coste de poseer un vehículo, unido a la obligatoriedad de tener donde aparcarlo y la eficiencia del transporte público, hacen que el parque automovilístico japonés sea comparativamente más reducido que en otros paises desarrollados.

Algunos de los rascacielos de Shinjuku vistos desde el Gobierno Metropolitano de Tokio
Comimos de lujo. Les habíamos indicado que queríamos ir a alguno de los miradores del Gobierno Metropolitano de Tokio (el Tocho, acrónimo de Tokyo-to Chosha...) y alli nos acercamos dando un paseo. Estos miradores están situados en las plantas 45 de sus torres norte y sur y el acceso es absolutamente gratuito. No hay excusa para no ir.

Godzilla dándonos la bienvenida en los cines Toho del kabukicho
Ese mismo día seguimos de paseo por la zona de kabukicho, llena de todo tipo de tiendas, bares y restaurantes. Da igual la hora a la que vayas, la actividad es frenética y, como en tantas otras zonas de Japón, parece otro mundo de noche, cuando los neones lo dominan todo. Según por donde lleguéis al barrio, es posible que veais asomar la cabeza de Godzilla por el edificio de los cines Toho.
 
Por favor, póngame 3 cabezas de Godzilla para regalo
El primer Don Quijote en que nos adentramos y del que no queríamos salir estaba justo a la entrada del barrio; todo tipo de souvenirs, cosillas para picar (como variedades de kit kat con sake) y hasta cabezas de Godzilla colgando. 

El barrio rojo de Kabukicho: no se cortan un pelo
Si te adentras un poco más, la sede del popular "barrio rojo", con sus pintorescos love hotels y establecimientos de "placer adulto". Resultaban muy curiosos los carteles publicitarios de chicos y chicas jóvenes y guapos anunciados como verdaderas estrellas del pop. 
 
Un poco más del barrio rojo
Lo cierto es que resulta un lugar tremendamente seguro y tranquilo, alejado de la sordidez que habitualmente rodea el negocio del "placer adulto".  

Akihabara: la meca del otaku
Esa noche terminamos en el barrio de Akihabara, la meca de todo aficionado al manga, el anime y los videojuegos. Todo lo que os hayan contado o hayais visto en programas de televisión se queda corto cuando uno está personalmente allí. 

El que suscribe estas líneas, rebuscando emocionado entre los tesoros del Mandarake
Como aficionado desde hace 30 años al manga y al anime, me resulta casi imposible describir la emoción de entrar por primera vez en el Mandarake de Akihabara (Podéis ver la localización y cómo llegar en su página web oficial en inglés), un edificio de 8 plantas con todo lo podáis desear en manga, anime, figuras, cosplay y videojuegos.

¿Espectáculo con robots y comida? ¡Vayan sin pensarlo dos veces!
No podreis andar sin encontraros con algunas simpáticas chicas vestidas de sirvientas, que sirven de reclamo para los múltiples maid cafes de la zona. ¿Que sois aficionados al jpop? Id al de la AK48, ¿Que os va más el anime? El Gundam cafe os acogerá. Si os gustan los dos, estáis de suerte, porque estos dos locales están virtualmente puerta con puerta apenas sales de la estación de JR de Akihabara ¿Queréis ver cosas más curiosas, como un café cuyo reclamo son los robots? Robot restaurant en Shinjuku es lo que buscais.

Espero que os haya gustado esta primera toma de contacto con Tokio.

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