domingo, 31 de diciembre de 2023

Kanikosen: Takiji Kobayashi y la conciencia social japonesa

Takiji Kobayashi (1903-1933) vivió tiempos convulsos, a caballo entre la declinante era Meiji, la inestable pero esperanzadora era Taisho y un decepcionante inicio de la era Showa, caracterizado por unafuerte autocracia y represión de la disidencia. Nacido en Odate (Akita) y criado en Otaru (Hokkaido), acabó uniéndose al partido comunista en 1931. Poseedor de una gran conciencia social y dotes para la escritura, firma diversas obras relativas a las durísimas condiciones laborales de la época, siendo la más famosa, y que eventualmente le costaría la vida, Kanikosen ("El cangrejero").

Takiji Kobayashi poco antes de su muerte. Fuente: Wikipedia

Si bien es cierto que la Revolución Industrial que arranca en el siglo XIX en Europa y Estados Unidos provocó gran desigualdad y una migración sin precedentes del medio rural al urbano, hacinándose en verdaderas infraviviendas, en condiciones de dudosa salubridad, el caso japonés posee unas características peculiares, derivadas del proverbial aislamiento japonés,que no se rompió hasta las visitas del comodoro Perry y sus "barcos negros" en 1853 y 1854.

Entonces, un debilitado shogunato que llevaba 250 años rigiendo el país y que resistiría agónicamente tres lustros más, reconoció de modo pragmático no poder enfrentarse a la superior tecnología militar occidental, firmando en 1854 el Tratado de Kanagawa, que concedía acceso a los puertos de Shimoda y Hakodate para comerciar. Éste sería complementado en 1858 con la firma del Tratado de Harris o Tratado de Amistad y Comercio, que concedía múltiples derechos comerciales y extraterritorialidad a los extranjeros.

Fue el primero de los múltiples tratados desiguales de libre comercio firmados por Japón con potencias occidentales, ya que rusos, británicos, franceses, alemanes y otros vendrían después; una verdadera humillación para Japón, que no tardó en aceptar a regañadientes que la confrontación con los extranjeros no resolvería el problema. Rebeliones tan graves como la de Satsuma en 1873, casi ponen en jaque al recién estrenado gobierno del Emperador Meiji y sofocarla costó miles de hombres.

Con todo, Japón hizo lo que mejor sabe hacer: aprender y mejorar. Fueron enviadas misiones de estudio al extranjero en todos los ámbitos de la ciencia, el derecho, la economía... Así mismo, se fundaron nuevas instituciones de enseñanza al estilo occidental y se atrajo a profesorado extranjero cualificado ofreciendo todo tipo de beneficios. Las lenguas fueron un campo donde sobresalieron, traduciéndose numerosas obras extranjeras de todo tipo. Es verdad que los estipendios percibidos por estos estudiantes en el extranjero no siempre daban para vivir, como relataba el propio Soseki Natsume en relación a su estancia en Londres de 1900 a 1902.

Para finales de siglo, la industria japonesa había progresado espectacularmente, con indicadores de crecimiento disparados, como el aumento exponencial en consumo de carbón, exportaciones, red ferroviaria o flota mercante. No menos importante, su industria y organización militar dieron verdaderos pasos de gigante. La victoria en la guerra sino-japonesa (1894-1895), supuso un revulsivo frente a la humillación sufrida 40 años atrás; sentimiento que se consolidó con la victoria en la guerra ruso-japonesa (1904-1905), fruto de las ambiciones expansionistas de ambas potencias.

Lamentablemente, estas victorias embriagaron al estamento militar y un poderoso sector de nuevos conglomerados industriales (Zaibatsu), dando lugar a una corriente militarista y ultranacionalista que, en nombre del Emperador, serviría de excusa para la ocupación de Manchuria y Corea, antes del inicio de la 2ª Guerra Mundial. Paradójicamente, la debilidad mental y física del emperador Taisho, que sufrió una meningitis de niño que explica muchos de sus problemas de salud, permitió una menor injerencia en la actividad del parlamento y el florecimiento de una efímera democracia liberal, concediendo finalmente el derecho al sufragio universal (masculino) a todos los mayores de 25 años en 1925. La Constitución Meiji de 1889 apenas concedía el derecho de voto al 4% de la población, igual que ocurriera en las propias democracias occidentales en sus inicios.

El coste social y humano de la acelerada revolución industrial no fue menor en absoluto. Las innovaciones tardaron mucho en llegar a las empobrecidas zonas rurales, que eran sometidas a fuertes cargas fiscales que sirvieron para sufragar la industria. El tránsito del campo a la ciudad vino acompañado de penalidades, incluyendo el abuso sistemático a que eran sometidos los trabajadores no cualificados por empresarios sin escrúpulos, que aprovechaban una laxa legislación laboral.

Amigos de Takiji velan su cadaver, con evidentes signos de tortura a manos de la Policía Imperial Japonesa. Fuente: Wikipedia

Takiji Kobayashi reflejó en su obra un caso de huelga que tuvo éxito, en un barco cangrejero en aguas de Kamchatka, y lo pagó caro, muriendo por las terribles lesiones infligidas mediante tortura por la Policías Imperial Japonesa.

Portada de la reimpresión de 2023 de Kanikosen por la editorial Gallo Nero
 

En España, su novela fue publicada por primera vez en 2010 con el título "El pesquero" por Ático de los libros. Por su parte, la adaptación al manga de Go Fujio, publicada por Gallo Nero en 2014, cuenta con una reciente reimpresión en 2023 de muy buena factura.

Espero que disfruten de la lectura.

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