martes, 28 de octubre de 2025

Segundo viaje a Japón: Itinerario a Japón 2025

Tras los consejos relativos a la preparación de un viaje a Japón en 2025, toca centrarse en la preparación del itinerario. Voy a asumir que el punto de entrada y salida del país sea Tokio, da igual si es desde Narita (75 km al este de Tokio) o Haneda (a escasos 26 km). Ambos se encuentran muy bien conectados con Tokio. Por supuesto, existe la posibilidad, si os conviene, de entrar por Osaka y salir por Tokio, y viceversa.

No voy a decir a nadie que deba ir obligatoriamente a un destino concreto. Los intereses de cada persona pueden variar notablemente. Hay quien es un urbanita convencido, que estará encantado de no salir de las grandes urbes, y otros que preferirán zonas rurales menos pobladas y con una fabulosa naturaleza, además de templos escondidos y muchas veces accesibles solo tras interminables tramos de escaleras. El común de los mortales se encontrará sin embargo en una zona intermedia, alternando ambos.

Como ya habíamos ido a Japón en 2017, siguiendo un itinerario de doce días en que visitamos Tokio, Kioto, Miyajima, Nara, Osaka y Himeji, el plan de viaje que preparamos esta vez fue algo diferente. En primer lugar, al llegar en plena Golden Week, la idea fue ir hacia el norte usando el JR Pass y recorrer la región de Tohoku y Hokkaido, tomando posteriormente un vuelo doméstico desde Sapporo a Tokio, que sería la base de operaciones para la segunda parte del viaje. 

Una cosa que la experiencia nos enseñó es a tener que cargar el mínimo número de veces con las maletas, que además se van haciendo más pesadas a medida que pasan los días, por lo que sugiero que paséis unos 3 días por alojamiento, que os sirva de base de operaciones para hacer excursiones también a puntos cercanos en tren. En el caso del itinerario de 2025, la elección de Fukushima y Morioka no fue casual, pues allí se bifurca la línea de shinkansen de Tohoku, dando acceso a los ramales del shinkansen de Yamagata y Akita. Es cierto que existen compañías que pueden recoger vuestras maletas y llevarlas a vuestro siguiente destino, de modo que viajéis más ligeros, pero igual es un coste que preferís ahorraros. El servicio en japonés se llama Takkyubin y la empresa Yamato, con su logo de un gato negro sobre fondo amarillo, es la más conocida.
 
Pasados los prolegómenos, podemos entrar en el itinerario, que ya desarrollaré en posts posteriores:

Día 1. Llegada temprana al aeropuerto  de Narita, con recogida del JR Pass y de un pocket wifi. Salida en el Narita Express para tomar un Shinkansen a Fukushima (escasamente hora y media), que será nuestra base los siguientes dos días.

 

Día 2. Excursión a Matsushima, preciosa localidad costera de la prefectura de Miyagi, y breve visita a Sendai, capital de la misma y mayor ciudad de la región de Tohoku.

 

Día 3. Excursión a Ginzan Onsen, prefectura de Yamagata, zona de aguas termales con edificios en los que se inspiró Miyazaki para crear sus baños de los dioses en "El viaje de Chihiro".

Día 4. Salida a Morioka, capital de la prfectura de Iwate, que sería la base para los siguientes días. La ciudad tiene relación con el literato Kenji Miyazawa, cuyo museo visitamos.


Día 5. Excursión a Kakunodate, prefectura de Akita. Se trata de un antiguo barrio de samuráis y mercaderes que se ha conservado relativamente intacto y muestra la misma configuración y muchos edificios originales del periodo Edo.


Día 6. Excursión a Tōno. Quizá no tan conocido por el gran público, pero muy importante gracias al libro "Leyendas de Tono", escrito por Kunio Yanagita, considerado el padre del folclore japonés y que realizó una labor antropológica similar a los hermanos Grimm en Alemania.

Día 7. Salida temprana a Sapporo. Son cerca de seis horas de viaje, puesto que el shinkansen sólo llega hasta Hakodate, situado muy al sur de la isla de Hokkaido, debiendo cambiar a un tren Hokuto Express en la estación de Shin Hakodate-Hokuto Eki.

Día 8. Excursión a Noboribetsu jigokudani (El valle del infierno de Noboribetsu). Se trata de una zona de aguas termales y medicinales, con pozas de azufre en ebullición y columnas de vapor volcánico que le dan un aspecto demoniaco.

Día 9. Excursión a Otaru. Fue un notable centro económico y comercial durante el periodo Meiji y Taisho, conservando numerosos edificios de esa época, reconvertidos en modernos negocios, restaurantes y cafeterías en muchos casos. Merece la pena observar las vistas panorámicas que ofrece el mirador del Tenguyama, accesible en teleférico, de toda la bahía de Ishikari.


Día 10. Vuelo a Tokio desde el nuevo aeropuerto de Chitose, accesible directamente en tren desde la estación de Sapporo. A la llegada, cogimos el monorraíl de Haneda, que en apenas 15 minutos nos dejó en Hamamatsucho, a escasos 10 minutos a pie del hotel. 


Día 11. Explorando mercadillos en Tokio. Ya que cayó en domingo, pudimos visitar el Ohi racecourse flea market, que se celebra el hipódromo de Ohi, Shinagawa, cada fin de semana y es el más grande de Tokio con más de 300 puestos, y el mercadillo de antigüedades del Templo Hanazono, que tiene lugar cada fin de semana con entre 25 y treinta puestos; reconozco que este último me gustó más.

Día 12. Si bien habíamos previsto visitar Nikko, el mal tiempo que se preveía nos hizo cambiar el plan por Yokohama, segunda ciudad de Japón y destino igualmente recomendable, además de próximo a Tokio.


Día 13. Excursión a Kamakura. Una de los destinos más recomendables de todo el viaje, ya que con una mínima ayuda del autobús comienzas el recorrido para seguir a pie viendo maravilla tras maravilla y, cogiendo el Enoden, acabando por visitar la isla de Enoshima al atardecer.


Día 14. Viaje al Ghibli Park. Somos fans de Ghibli y nos podemos sentir afortunados de haber conseguido entradas premium para visitar el parque de la prefectura de Aichi y poder entrar en los edificios que reproducen escenarios de las películas. La reproducción del castillo ambulante es increíblemente fiel al original y emociona mucho.

Días 15 a 17. Tokio. La ciudad es inmensa y, según tus intereses, encontrarás lo que busques (o incluso lo que no busques). Déjate llevar un poco e improvisa, que tenerlo todo planeado puede ser estresante.

 
¿Os interesa este itinerario? ¿Cuál es el vuestro para Japón?

domingo, 26 de octubre de 2025

Una mirada distópica: Los ojos de Heisenberg

Frank Herbert (1920-1986), nos dejó más obras de interés aparte de la saga Dune, aunque no necesariamente con el mejor de los acabados. Este es el caso de "Los ojos de Heisenberg", una novela de ciencia ficción dura publicada en 1966, sólo un año después de Dune y finalista del premio Nébula del mismo año.


La historia se sitúa en un futuro distante, dominado por los optimen (una suerte de humanos inmortales merced a la manipulación genética, pero que no pueden tener descendencia), que mantienen el control de una sociedad fuertemente estratificada en que sólo unos pocos individuos son autorizados para procrear, siendo estériles la mayoría. Existen resistencias dentro de dicha sociedad, como los ciborgs y los padres clandestinos, pero el verdadero desencadenante de la acción es la aparición de un embrión único, con potencialidad de optimen pero no afectado por su esterilidad. A partir de ahí se desencadena una persecución trepidante y se desestabiliza un sistema que ha durado miles de años.

Sin embargo, como decía el propio Miquel Barceló en el prólogo a la edición española de NOVA, la novela puede resultar algo decepcionante en su final, quizá demasiado precipitado. Coincido en que éste resulta algo forzado, como un cierre apresurado de una novela que sería el preludio de otra más larga o de una serie, pero no por ello exento de interés.

Herbert trata uno de sus temas favoritos, el de la manipulación genética, que era una verdadera novedad en su época. No hay que olvidar que fue en 1953 cuando se descubrió finalmente la estructura de doble hélice del ADN y se abrió un nuevo mundo de posibilidades para la detección y el tratamiento de todo tipo de enfermedades o, posiblemente más inquietante, la manipulación genética para la elección a la carta de ciertas particularidades fisiológicas o de inteligencia. Otros elementos que vemos en la saga Dune, como la posibilidad de que se transmitan los recuerdos de modo genético, aparece como una suerte de desideratum.

Los paralelismos con "Un mundo feliz" (1932), de Aldous Huxley, no son meramente implícitos, sino que además se hace mención expresa al mismo en el texto. En esta sociedad fuertemente estratificada, sus integrantes son condicionados de tal modo que no sientan que lo están ni pongan en duda el mando de los optimen; los disensos que ocasionalmente ocurren, son generalmente resueltos de modo discreto.

La novela me ha gustado, pero lamentablemente creo que le falta algo. Los personajes creo que requieren un poco más de desarrollo y el final, que ya he calificado de abrupto, considero que lo es porque realmente el proyecto inicial de Herbert fue más largo. Estoy seguro que otras trescientas páginas habrían permitido una novela brillante y sin crítica. En todo caso, la obra muestra el genio del creador de Dune, quien se fue demasiado pronto.

domingo, 19 de octubre de 2025

Segundo viaje a Japón: Consejos de preparación

Un sueño largamente esperado se cumplió y pudimos volver 17 días en Japón este mes de mayo. La primera vez, un viaje que tendrá siempre recuerdos especiales, el recorrido se centró en Tokio, Kioto, Miyajima, Nara, Osaka y Himeji. Esta vez, buscando además huir de la masificación turística desatada en el llamado "Triángulo Dorado" (Tokio-Kioto-Osaka), debido a un yen muy débil que hace todavía más atractivo volar al país, la idea fue visitar el norte, la región de Tohoku y Hokkaido, volando luego a Tokio para visitar Kamakura, Yokohama y el parque Ghibli en Aichi, además de descubrir zonas nuevas de la capital japonesa.

Celebración del Kanda matsuri en Tokio, mayo 2025. Fuente propia

Preparar un viaje a Japón puede ser toda una odisea. En ocasiones uno no sabe por dónde empezar, porque ha visto tantísimos videos online sobre lugares que ver, cosas que no hacer, consejos sobre momentos en los que no venir (en muchas ocasiones bastante contradictorios), que uno acaba completamente sobrepasado antes de comenzar. Por ello, intentaré diseccionarlo del modo más sencillo. 

Comencemos por el momento: ¿Cuándo viajar a Japón? El mejor momento para viajar a Japón es cuando tengas tiempo para venir. Japón tiene época de tifones, de lluvias, de nieve y un frio pelón, así como de calor húmedo y muy puñetero, por lo que si uno se guía por el clima, no vendría nunca. Además, hay gente que adora el calor y otros que prefieren el frio o que no les importa tanto si llueve. En cualquier época del año que vengáis, encontraréis múltiples atractivos.

No todo el mundo dispone del mismo tiempo, pero mi recomendación es estar un mínimo de dos semanas completas. Nuestra primera vez fueron apenas 12 días completos y supo a poco. Esta vez han sido 17 completos y dos más entre viaje de ida y vuelta. Si podéis encontrar vuelos que lleguen temprano a la ida y salgan tarde a la vuelta como en nuestro caso, disfrutaréis de principio a fin. Desde España, hay vuelos con una única escala a precios muy competitivos tanto a Narita como a Haneda, pero no renunciéis a mirar también otros aeropuertos como el de Osaka o el de Sapporo, pues una vez en el país los vuelos domésticos son bastante asequibles.

¿Es necesario hablar japonés? No, pero lo agradecen y te facilitará las cosas. Lo primero que recomiendo, es contratar un pocket wifi, sim física o esim japonesa. De este modo, tendrás internet toda tu estancia a Japón y podrás usar Google translate u otras herramientas que, apuntando al texto a traducir, te diga qué significa. El nivel de inglés de los japoneses no es demasiado alto, pero tampoco inexistente y son muy serviciales, por lo que se harán comprender. Dicho esto, haber estudiado algo de japonés siempre ayuda. Mi nivel es terriblemente bajo, pero suficiente para leer fluidamente hiragana y katakana, así como ciertos kanji, lo que resulta muy útil. 

Nosotros cogimos un pocket wifi de Ninja wifi que recogimos en el aeropuerto de Narita al salir del control del aeropuerto y devolvimos en Haneda al volver antes de hacer el chek-in.

¿Es necesario el JR Pass? En octubre de 2023, el precio del JR Pass se incrementó un 70% en todas su modalidades (7, 14 y 21 días; clase turista y primera clase). Eso significaba que ahora sí resultaba conveniente calcular primero el coste individual de los trayectos que se quisiera realizar, para ver si salía a cuenta. La propia JR ofrece una completa calculadora de tarifas en el siguiente link. Además, esta subida hacía que algunos de los pases regionales que existían, se volvieran más atractivos. 

Si uno se plantea hacer un uso muy intensivo del shinkansen, ya adelanto que saldrá definitivamente a cuenta, en caso contrario, los pases regionales pueden ser una buena opción, combinados con el uso de vuelos domésticos. En cualquier caso, recordad que hay que comprar el pase fuera de Japón con un máximo de 90 días de antelación a la fecha de canje, una vez llegas al país. Además, podéis elegir, dentro de los 30 días siguientes a vuestra llegada, en qué fecha queréis que el pase se active.

Tampoco olvidéis que en Japón existen diferentes compañías privadas de tren, que ofrecen sus propios pases, como es el caso de Odakyu (con pases muy interesantes para el área de Hakone y Kamakura o su "Greater Tokyo pass" de cinco días) o Kintetsu, la compañía privada nacional más grande del país.

¿Debo comprar una tarjeta PASMO o SUICA? Es verdad que puedes vivir si ellas, pero para transportes, especialmente autobuses, que no estén cubiertos por el JR Pass o pases de viajes ilimitados como el del Tokyo Subway (de 24, 48 y 72 horas, que dan acceso a todas las líneas de Tokyo Subway y Toei Subway), es una maravilla para que no tengas que preocuparte de calcular tarifas; pasas la tarjeta al inicio y el final del trayecto sin más. Concretamente, la SUICA puede ser cargada con hasta 20.000 yenes de saldo y sirve para pagar en múltiples comercios, incluyendo konbini y máquinas expendedoras.

¿Dónde me alojo? La primera vez en Japón hace ya ocho años, apostamos por los Airbnb. La experiencia fue buena y no la desaconsejo, pero esta vez, tras más investigación y experiencia propia, nos decantamos por los llamados business hotels (cadenas de hoteles como los Toyoko Inn o Mystays, normalmente muy bien situados cerca de estaciones y bocas de metro, pensadas para japoneses en viajes de negocios, pero cada vez más usados por extranjeros). Las habitaciones no son especialmente espaciosas, pero siempre están limpias y dispones de todo tipo de servicios; incluso muchos hoteles cuentan con lavadoras que funcionan con monedas. Además, si llegas antes de la hora del check-in o te vas horas después del check-out, puedes dejar las maletas en el hotel hasta el momento oportuno sin coste extra. Creedme, no queréis arrastrar maletas más de lo necesario.

Existen muchas más opciones de alojamiento, como los capsule hotel (como emergencia o sólo por probar la experiencia), los ryokan u hostales tradicionales, o incluso love hotels, karaokes y cibercafés. Todo depende de vuestro presupuesto o necesidad.

¿Qué presupuesto necesito para el viaje? No es posible dar una respuesta categórica, pero sí unas guías.
Existen unos costes fijos de todo viaje: alojamiento y transporte. Cada cual tiene sus preferencias, pero teniendo en cuenta que la idea es estar poco tiempo en el hotel, porque os pasaréis todo el día fuera descubriendo el país, es un coste en el que podéis ahorrar. Los hoteles que usamos, aunque existían precios más caros también, fueron un promedio de 70 euros por noche una habitación doble (siendo dos, la mitad por cabeza). En lo referente a los vuelos, calculad que gastaréis por cabeza unos 750 euros en los más económicos que incluyan equipaje facturado hasta 23 kilos, además del equipaje de cabina hasta 8 kilos y una pieza personal (que todos sabemos que será una mochila llena hasta los topes). Os aseguro que las traeréis llenas a la vuelta. Como compramos el JR Pass de 14 días en clase turista, gastamos unos 525 cada uno (los 80.000 yenes del pase y los gastos de envío del bono que hay que canjear en Japón). Recomiendo, en virtud de vuestro itinerario, que valoréis si os conviene un pase global, regional o comprar los billetes individualmente.

Luego viene la parte de costes más variables, relativos a la comida y presupuesto para compras. Comencemos por lo fácil, comer en Japón sale razonablemente barato. Muchos menús del día están en el entorno de los mil yenes y, al cambio actual, eso es poco más de seis euros. Además, por la tarde comienzan los grandes descuentos en muchos supermercados y zonas de alimentación de centros comerciales, con posibilidades de obtener fabulosa comida a mucho menos precio. No olvidemos tampoco la existencia de cadenas de comida japonesa a precios asequibles como Yoshinoya, Sukiya y Matsuya (especializadas en gyudon); Ootoya, con gran variedad de platos; o Sushiro, especializado en sushi. Calculad unos 3000 yenes por persona y día, menos de 20 euros al cambio, para estar bien alimentados. 

Muchos templos budistas y santuarios sintoístas son de acceso libre, pero en algunos de los más famosos puede tocar pagar cantidades que varían entre los 300 y 1000 yenes, que ya adelanto se gastan con gusto. Lo mismo puede decirse de los castillos, con precios muy contenidos. Todavía recuerdo lo impresionante que era el castillo de Himeji desde dentro y sus vistas. A partir de ahí, lo que queráis o podáis gastar en compras personales, dependerá de vosotros. Una única advertencia, preparaos en ciertas zonas sobresaturadas de turismo para precios de entrada más altos a no residentes. Por ejemplo, Himeji ya ha anunciado que a partir de 2026 el precio pasará de 1000 a 2500 yenes para no residentes.

Respecto a las compras, dejo a vuestro prudente criterio elegir el presupuesto. Si os gusta mínimamente el manga y el anime, entre los Book-off, Mandarake y otras muchas tiendas, volveréis cargados de material. Casi prefiero no mencionar los gashapon, que son un auténtico vicio. Los amantes de los libros que paséis por Tokio, tendréis oportunidad de encontrar cosas más que interesante en jimbocho. Si podéis, informaros de los mercadillos al aire libre que puedan celebrarse en fin de semana en el área que estéis. Tokio tiene varios bastante interesantes y, por experiencia personal, recomiendo encarecidamente el mercado de antigüedades del santuario Hanazono-jinja, escondido entre rascacielos en pleno corazón de Shinjuku.

Soy fan del Studio Ghibli, ¿Debo visitar el Museo Ghibli y el Ghibli Park? Como fan de Ghibli, la respuesta es sí. Durante el primer viaje a Japón visitamos el museo, ubicado en Mitaka, al noroeste de Tokio, y en este segundo viaje hemos visitado el Ghibli Park, cercano a Nagoya en la prefectura de Aichi. Son mundos completamente diferentes. El museo es más pequeño, íntimo y personal, mientras que el parque es mucho más grande en extensión y, para disfrutarlo plenamente, recomiendo la compra del pase premium, que da acceso al interior de los edificios. La réplica del Castillo Ambulante al verla desde dentro te emociona. La única pega es que conseguir entradas puede ser complicado, pues hay que hacerlo online y la cola virtual puede ser larguísima, pero vale la pena el esfuerzo.

sábado, 9 de agosto de 2025

La dependienta de Sayaka Murata: una mirada al Japón más desconocido

Keiko Furukura tiene 36 años y trabaja por horas en un konbini. Esta es la base argumental sobre la que se articula la décima novela de la japonesa Sayaka Murata (1979), "La dependienta" ganadora del prestigioso premio Akutagawa en 2016 y que, tras una trama aparentemente simple, esconde una complejidad y profundidad que merece ser analizada, no faltando tampoco ciertos tintes autobiográficos en la misma.

Portada de la edición española de "La dependienta"

Nadie es una burbuja aislada, menos aún el escritor. Las experiencias personales y el ambiente en que se desenvuelve acaban siendo reflejados en sus novelas, lo que en caso de Sayaka Murata es bastante literal. Ella misma ha trabajado a tiempo parcial durante 18 años en un supermercado; incluso ahora que es una autora consagrada, trabaja a tiempo parcial en el comedor de su editorial tokiota, pues ella misma explica que se trata de una rutina que le permite seguir con su labor como escritora.

La protagonista de la novela sabe que es diferente desde que era niña; sus reacciones excesivamente racionales y con una aparente falta de empatía le conducen a ciertas fricciones con otros estudiantes y profesores, así como causa preocupación a su familia, pero aprende a pasar desapercibida. Sin ser experto en la materia, podríamos estar ante un caso de Asperger, y en la sociedad japonesa, ser diferente no es sencillo.

Casualmente, durante su etapa universitaria, comienza a trabajar en un konbini recién inaugurado, descubriendo que el trabajo le apasiona, sobre todo lo estructurado y organizado, siguiendo una directrices y esquemas claros de los que no hay que salirse. Así, pasan 18 años y ella es la única de las personas que inauguraron el local y, además de trabajar por horas en él cinco días a la semana, sigue soltera.

Aquí toca hacer varios incisos. El sistema laboral japonés puede resultar (y de hecho resulta) algo extraño para el occidental medio. Si una persona quiere tener un empleo estable, debe someterse al shukatsu (versión abreviada de shūshoku katsudō), que es el proceso de búsqueda de empleo que comienza el año antes de la graduación. Los estudiantes visitan las empresas de su interés y pasan rondas de entrevistas, asegurándose un empleo antes de graduarse. El problema es que este rígido sistema dificulta enormemente que luego un graduado superior pueda acceder a un empleo estable si no ha pasado por este filtro, con independencia de la titulación que ostente. Hay que entender que, tradicionalmente, la compañía que te emplea es al que da la formación desde cero, dando un valor relativamente bajo al título que tenga el nuevo empleado. Eso sí, las horas extras obligatorias y no remuneradas, da igual el tipo de trabajo que tengas, siguen siendo lamentablemente habituales en Japón.

Una imagen familiar para cualquiera que haya estado en Japón: el interior de un konbini. Fuente: Fotos propias

Esta situación está cambiando en los últimos años, debido a la baja natalidad y la competencia de compañías extranjeras, con procesos de selección más flexibles, que pueden hacerse con los mejores estudiantes dándoles condiciones laborales más favorables. Con todo, y aquí el sexo importa, la mujer japonesa, deja su empleo al casarse y se convierte en ama de casa en porcentajes notablemente superiores a los de otros países desarrollados. Esto se debe a un sistema que todavía defiende al hombre como principal proveedor de ingresos del hogar. Es verdad también que la baja natalidad ha hecho que más mujeres sigan trabajando, aunque sea a tiempo parcial, pero no ha sido el único cambio. Aunque Japón es un país donde si no se es japonés y no se habla con un nivel muy alto del idioma, es virtualmente imposible obtener empleo, la novela refleja una realidad que este mismo 2025 pude observar de primera mano: la presencia de personal extranjero (vietnamitas, filipinos, chinos y coreanos mayoritariamente, pero también de otros países) que trabajan en konbinis y otros establecimientos de hostelería.

Es sorprendente la cantidad de datos y variables que manejan los konbini, como máquinas bien engrasadas que no dejan nada a la suerte. Son la tabla de salvación en zonas urbanas de toda una legión de sarariman que acuden puntualmente y con demasiado cansancio en el cuerpo a largas jornadas de trabajo, además de ser para el turista lugares repletos de manjares maravillosos, bebidas exóticas (las dedicadas a quitarte la fatiga, la resaca y otros males, merecerían todo un artículo aparte) y hasta ropa interior.

Los arubaito (trabajos a tiempo parcial) en contraposición con el shigoto (trabajo indefinido o a tiempo completo) son muy comunes entre los estudiantes, pero realizarlos más allá de ese periodo, deriva en un verdadero estigma social y la imposibilidad de obtener mejores empleos en el futuro. Es por ello que los más de tres lustros de nuestra protagonista en el sector, unidos a que sigue soltera, cuando se espera que esté casada o en algún tipo de relación, con independencia de si es buena o mala, la convierten en un verdadero bicho raro desde la perspectiva japonesa. Sin embargo, como la propia autora, en el konbini encuentra la paz y el equilibrio que necesita para su vida, con independencia de lo que puedan pensar los demás.

Es una novela íntima y valiente, que defiende la posibilidad de elegir cómo se quiere vivir, sin que las convenciones sociales te arrastren por un camino que, en realidad, deseas evitar porque no te hace feliz. 

¿Qué pensáis vosotros? 

 

domingo, 8 de diciembre de 2024

La batalla de Galípoli: Un episodio épico de la 1ª Guerra Mundial

Pronto se cumplirán 110 años de la Batalla de Galípoli (Çanakkale Savaşı) uno de los episodios más épicos y emotivos de toda la 1ª Guerra Mundial, en que las bajas conjuntas de ambos bandos superaron ampliamente el medio millón, con más de cien mil muertos, pero que eventualmente sentaría las bases para la fundación de una nueva Turquía y, en el caso de los ANZAC, afianzaría la unidad política australiana, que existía como tal desde hacía poco más de una década, y la conciencia nacional neozelandesa.

Al inicio de la Gran Guerra, el debilitado Imperio Otomano tomó una pésima decisión y entró en guerra del lado alemán. Las potencias aliadas, demasiado condescendientes, desdeñaron las capacidades militares otomanas, lo que se demostró un error fatal. Ciertamente existían fallos, pero no dejaba de ser una fuerza numerosa y motivada en la defensa de su patria.

Churchill defendió desde el inicio la necesidad de controlar el estrecho de los Dardanelos para poder proveer de armamento al Imperio Ruso, que se encontraba rodeado de enemigos (Imperio Alemán, Austro-Húngaro y Otomano), así como para intentar atraer hacia la Entente a Bulgaria y Grecia, creando un nuevo frente. No se logró el objetivo y la Rusia zarista acabó cayendo por la revolución bolchevique, con funestas consecuencias.

Mustafa Kemal (cuarto por la izquierda) en los Dardanelos. Imagen de dominio público. Fuente: Australian War Memorial

Desde el inicio, la campaña fue un desastre porque los turcos, a quienes los aliados habían mirado desdeñosamente, estaban comandados por Otto Liman Von Sanders (1855-1929) y tenían entre sus filas al teniente coronel Mustafa Kemal (1881-1938). Ambos fueron capaces de prever los movimientos enemigos y preparar la defensa en consecuencia. De hecho, los primeros y torpes intentos de tomar los Dardanelos se vieron frustrados por la inteligente colocación de minas y redes submarinas. Igualmente, se reforzó el número de efectivos en tierra, con un elevado grado de movilidad.

Así, cuando el 25 de abril de 1915, los ANZAC (Australian and New Zealand Army corps), inician el desembarco y logran establecerse en la llamada Cala Anzac (Anzac koyu), apenas se moverían de allí en ochos meses, hasta su evacuación final en diciembre del mismo año. Ello no significa que no hubiera enfrentamientos, por el contrario, estos fueron tenaces y constantes por ambos bandos, con las pérdidas humanas que conllevó. Por ser, además, respetuosos con la verdad histórica, es preciso recordar que, junto con los ANZAC, desembarcaron cuerpos expedicionarios británicos, franceses, indios y senegaleses.

Cabe destacar la ofensiva otomana de 19 de mayo de 1915, que concluyó estrepitosamente para estos, con tal cantidad de bajas que llevaron a la única tregua oficial de la campaña para poder retirar los cuerpos que quedaron atrapados en tierra de nadie. En esta ofensiva caería el camillero australiano John Simpson Kirkpatrick (1892-1915), quien no llegando a estar ni un mes allí, se hizo increiblemente popular por sus rescates de compañeros heridos a lomos de burros y contribuyó a la creación del conocido como "espíritu Anzac" (Buen humor, compañerismo, coraje, cierta irreverencia ante la autoridad y desdén hacia las diferencias de clase; una suerte de idealización de la forma de ser australiana). 

Sello conmemorativo australiano del 50 aniversario de los ANZAC en 1965 con el reconocible burro de John Simpson Kirkpatrick

En la retirada de la Cala Anzac, en diciembre de 1915, hay que reconocer el ingenio aliado, al lograr encubrir la progresiva disminución de tropas mediante dispositivos de tiro automático y otras argucias, pero debiendo abandonar una abundante cantidad de armamento, del que rápidamente se apoderaron los otomanos, siempre escasos de material de artillería y municiones.

Con posterioridad, en 1934, se atribuyó a Atatürk una emotiva carta a las madres de los ANZAC:

"Esos héroes que derramaron su sangre y perdieron la vida... Ahora yacen en el suelo de un país amigo. Por tanto, descansen en paz. Para nosotros no hay diferencia entre los Johnnies y los Mehmets donde yacen uno al lado del otro aquí en este país nuestro... Vosotras, las madres que enviasteis vuestros hijos desde países lejanos, enjugad vuestras lágrimas; vuestros hijos yacen ahora en nuestro seno y están en paz. Después de haber perdido la vida en esta tierra, se han convertido también en nuestros hijos."

Si bien existen dudas razonables sobre si estas palabras en concreto fueron pronunciadas por Atatürk, lo cierto es que no estaría muy lejos de lo que pensaba, teniendo en cuenta que la esencia del anterior texto se encuentra recogida en otras declaraciones o escritos. Mustafa Kemal siempre mostró un exquisito respeto por el adversario, sobre todo cuando este había mostrado su valor, y ya había dado muestras en el pasado de esto. Así, tras la toma de Esmirna en septiembre de 1922, cuando se le ofrece pisotear la bandera griega (la turca había sido repetidamente pisoteada por los griegos, que ocuparon militarmente la ciudad desde 1919), dijo lo siguiente: "Las banderas son sagradas; Nadie tiene derecho a faltarles al respeto, incluso si es tu enemigo."

En 1930, Ataturk, elogió específicamente a los ANZAC en medios australianos, diciendo: “Cualesquiera que sean las opiniones que nosotros, las generaciones presentes o futuras de turcos, podamos tener con respecto a lo bueno o lo malo de la guerra mundial, lo haremos. Nunca sentiré menos respeto por los ANZAC y sus hazañas cuando lucharon contra nuestros ejércitos... Estaban más cerca de lograr lo aparentemente imposible de lo que nadie en el otro lado se da cuenta".

Ataturk, dijo al Daily Mail de Brisbane el día de Anzac de 1931 que los ANZAC fueron un digno enemigo: "Los turcos siempre pagaremos nuestro tributo en el suelo donde la mayoría de sus muertos duermen en las tierras baldías azotadas por el viento de Galípoli".

Igualmente, el día de Anzac de 1934, Ataturk escribió en el periódico australiano Star: “El desembarco en Galípoli en abril de 1915 y los combates que tuvieron lugar en la península nunca serán olvidados. Mostraron al mundo el heroísmo de todos aquellos que allí derramaron su sangre. Cuán desgarradoras fueron para sus naciones las pérdidas que causó esta lucha”.

Sello turco conmemorativo del 50 aniversario de la batalla de Galípoli, que muestra el memorial erigido en honor de los contendientes en Çanakkale

Hoy día, Çanakkale sigue siendo un memorial y recordatorio de la valentía y resistencia unos hombres, de ambos bandos, que hubieran preferido no enfrentarse y perecer en la flor de la juventud, y a los que se debe un reconocimiento por su sacrificio. También es un caso inédito en que a un comandante enemigo se le realiza un abierto reconocimiento, como en el caso del Memorial Kemal Atatürk en Canberra.


domingo, 10 de noviembre de 2024

Nathaniel Hawthorne: un cuentista de Nueva Inglaterra

Nathaniel Hawthorne (1804-1864), fue uno de los mayores cuentistas norteamericanos del siglo XIX, con relatos de temática gótica, trágicos y escalofriantes en ocasiones, pero siempre elegantes; el terror puede venir en palabras suaves, sugiriendo más que mostrando. No fue de menor calidad su obra larga, reflejada en cuatro novelas, entre ellas la celebérrima “La letra escarlata”, publicada en 1850. 

 

“La casa de los siete tejados”, publicada en 1851, parece a priori la típica novela gótica, con intrigantes males y espíritus diabólicos, pero esconde mucho más. La novela transcurre en su Salem natal, en plena Nueva Inglaterra, iniciándose cuando el coronel Pyncheon, tras unas disputas legales amañadas, logra hacerse con los terrenos de Mathew Maule, acusado de brujería, y edifica su casa familiar allí, falleciendo misteriosamente de lo que se atribuye a una maldición pronunciada por Maule mientras le ajustician: “Dios le dará sangre para beber”. Posteriormente, la acción se traslada al siglo XIX, en el mismo escenario, pero mucho más decrépito y decadente, con algunos de los descendientes del coronel, venidos a menos, como protagonistas. El final resulta sorprendente por su sencillez y completamente inesperado.

Nueva Inglaterra es una zona que parece haber sido proclive a la imaginación de los escritores, destacando H. P. Lovecraft, pero que tiene su razón de ser vista en su contexto histórico. Lo que hoy se conoce como Nueva Inglaterra, lo componen seis estados: Maine, Nuevo Hampshire, Vermont, Massachusetts, Rhode Island y Connecticut. Todos ellos comparten el mismo origen, haber sido colonizados por puritanos desde inicios del siglo XVII, lo que ha dotado de una identidad propia y compartida a la región, que mantiene una casi esquizofrénica convivencia entre el puritanismo y el liberalismo.

Esto tuvo sus consecuencias sociales, que la literatura reflejó. La rigidez de la moral puritana y un equivocado sentido de la dignidad, condujeron a muchas familias de rancio abolengo a languidecer y extinguirse, incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos, que requerían de mayor flexibilidad y funcionalismo. Un sentido de clase que les llevaba a no juntarse, menos aún casarse, con personas que no fueran de su clase social, les dio la puntilla. Cierto es que el mismo clasismo lo plasman las novelas de Dickens, Wilkie Collins, Balzac o Zola (el hidalgo arruinado de “El lazarillo de Tormes” sería también un magnífico e ilustrativo ejemplo), pero no con un aire tan funesto de destino fatal inevitable.

domingo, 8 de septiembre de 2024

Nueva selección de libros para conocer la historia turca

Turquía es un país fascinante, rico en tradiciones, cultura e historia, que se expande desde el Imperio Otomano del siglo XIII hasta la actual República de Turquía, en la que la figura de Kemal Atatürk juega un papel clave; el hombre adecuado, en el momento adecuado; producto del contexto histórico y el tanzimat, periodo de reformas en el seno del Imperio Otomano llevadas a cabo entre 1839 y 1876, como respuesta a la situación de debilidad que vivían, y que supuso el inicio de la modernización política, económica y burocrática turca, así como la introducción de nuevas ideas.

Cada vez que visito Turquía, como amante de los libros que soy, amplío mi biblioteca personal de historia otomana y republicana. Por fortuna, cada vez se edita más en inglés, dado que mi turco es, por desgracia, lamentable. Este año no fue diferente y la lista incluye:


- “A short history of the Ottoman Empire”, de Erhan Afyoncu. Una historia compacta, pero completa, que condensa los principales acontecimientos de la larga vida de la historia otomana y cuya lectura no asusta, sino que se hace ligera y amena.


- “Ottoman sultans”, de Erhan Afyoncu. Libro breve pero colorido que nos habla de la vida privada de los sultanes (con un número sorprendente de ellos viviendo en cautiverio hasta que un número suficiente de sus predecesores han sido depuestos o asesinados) y las acciones que tomaron mientras reinaron.


- “Gallipoli 1915 through Turkish eyes”, de Haluk Oral. Gallipoli ocupa un lugar especial en la historia turca. Durante la Primera Guerra Mundial, el Imperio Otomano se puso del lado de los alemanes, lo que llevó a las fuerzas aliadas a atacarlos. Sin embargo, subestimaron las capacidades turcas para defender su territorio, y el intento fallido de apoderarse de Gallipoli (Çanakkale) en 1915 fue también el momento en que un joven y relativamente desconocido Mustafa Kemal se distinguió en el campo de batalla y emergió como líder. Este libro reúne múltiples documentos y testimonios de testigos del campo de batalla para ofrecer una visión multifocal única de los acontecimientos.

 

 - “Atatürk. An intellectual biography”, por M. Şükrü Hanioğlu. Mucho se ha dicho sobre el kemalismo como ideología, a veces desde puntos de vista realmente opuestos, dado que casi cualquier persona en Turquía, conservador o liberal radical, se considera kemalista hasta cierto punto. Sin embargo, los pensamientos reales de Atatürk sobre muchos asuntos parecían haber quedado en un segundo plano y el libro de Hanioğlu llena este vacío y nos ayuda a conocer mejor lo que estaba sucediendo dentro de la mente de Atatürk, además de brindarnos su contexto.

 


- “Turkish Folktales”, editado por Jake Jackson. Me gustan los cuentos populares, que considero importantes para comprender una cultura, ya que los mensajes y la moraleja de las historias dan una idea del sistema de valores de una sociedad. Este libro tiene una selección bastante buena, que incluye también algunas historias humorísticas de Nasreddin Hoca (que en realidad existió y vivió en el siglo XIII) que he leído anteriormente.

 


 


sábado, 7 de septiembre de 2024

La faceta más tierna de la obra de Yoko Ogawa

Yoko Ogawa (1962), es una autora por cuyas obras siento un especial cariño, ya sean oscuras o enternecedoras, pues su polivalencia en este sentido es destacable. “La niña que iba en hipopótamo a la escuela” (2006), pertenece a este segundo grupo, que la autora inició con “La fórmula preferida del profesor”.



Ambientada en los años setenta, nos cuenta casi por entero el año que la protagonista, Tomoko, de apenas 12 años, pasó viviendo con la peculiar familia de su tía. El título no engaña, pues incluye realmente un hipopótamo enano, Pochiko, en el que Mina, su prima, ligeramente menor que ella y de salud delicada, va todos los días a la escuela. El tío de Tomoko, sin envanecerse nunca, tiene una personalidad arrolladora, aunque sus largas desapariciones le resultan sospechosas; su tía es una pertinaz buscadora de erratas; la tía abuela Rosa, alemana llegada a Japón antes de la Segunda Guerra Mundial, es como un recuerdo de otro tiempo.

El año en que transcurre la historia, 1972, no deja de ser muy especial y trágico a nivel mundial. Los japoneses tienen relativamente fresco el recuerdo de la Exposición Universal de Osaka de 1970, que fue un verdadero éxito, con las colas formadas para admirar la roca lunar traída por el Apolo 11 en 1969, expuesta en el pabellón de Estados Unidos. Ahora, el país se ilusionaba por los juegos olímpicos que tendrían lugar en Munich ese año, y en que la selección masculina de Voleibol aspiraba a la medalla de oro, habida cuenta que había obtenido ya el bronce y la plata en los juegos precedentes. La salvaje acción terrorista de un grupo palestino, secuestrando a parte del equipo olímpico israelí, y la desastrosa operación de rescate alemana, deslucieron lo que debía haber sido un acontecimiento gozoso.

Capa a capa, se va revelando información sobre cada uno de los miembros de la familia, sus inquietudes y sus secretos. Tomoko hace viajes a la biblioteca local para pedir libros que, en realidad, lee su prima Mina, estableciéndose ambiguas conversaciones con el bibliotecario, quien recomienda como primera lectura “La casa de las bellas durmientes”, de Yasunari Kawabata. No es este el típico título que recomendaría a una preadolescente, pues la reflexión sobre el sexo y la muerte que contiene puede resultar perturbadora incluso a un lector adulto.

En conjunto, es una historia teñida de nostalgia; sensible, pero no sensiblera; costumbrista, pero aderezada de una atmósfera ligeramente mágica. Aunque el curso de la historia parezca predecible, Ogawa nos deleita con diversos giros que dan más interés a la trama.

¿Qué trabajo de Ogawa os ha gustado más?

martes, 20 de agosto de 2024

Las colaboraciones literarias de H. P. Lovecraft

H. P . Lovecraft (1890-1937), será siempre recordado por el ciclo de sus Mitos de Cthulhu, pero no estuvo solo en esta creación. Criado de un modo peculiar tras la temprana muerte de su padre, sobreprotegido por su madre y sus tías maternas y niño prodigio autodidacta con acceso a la amplía biblioteca de su abuelo materno, Whipple Van Buren Phillips, no parecía un hombre destinado a las grandes relaciones sociales, pero sí dejó tras de sí una extensa comunicación epistolar de casi 100.000 cartas con otros escritores y amigos, como Robert Bloch, Clark Ashton Smith, Robert E. Howard y August Derleth.  


Este último, junto con Donald Wandrei, fundarían la editorial Arkham House en 1939 para publicar todos los relatos de Lovecraft tras su muerte, consolidando su legado y evitando que sus historias cayeran en el olvido. Es más, el propio Derleth sería en buena medida el responsable de establecer el marco canónico de los relatos de Lovecraft y ampliarlos con los suyos propios y de otros autores del Círculo de Lovecraft.

En lo económico, conoció penurias casi toda su vida, sobre todo desde el fallecimiento de su abuelo materno, y no contrajo matrimonio hasta después de la muerte de su sobre protectora madre en 1921, que apenas duró dos años (1924-1926), con Sonia Green. Curiosamente, sólo se supo muchos años después del fallecimiento de Lovecraft que éste no había firmado los papeles finales del divorcio, con lo que el matrimonio de Green con el doctor Nathaniel Abraham Davies constituyó bigamia.

Los problemas económicos hicieron que Lovecraft realizará funciones de negro literario, con resultados y remuneraciones dispares. De hecho, sus tarifas de 1933 estaban incluso por debajo de la media y no era raro que la remuneración no se discutiera hasta el final, recibiendo cantidades más bien exiguas por su trabajo. Con todo, de dichas colaboraciones han salido relatos muy dignos en los cuales se nota la impronta del maestro, quien no atendía demasiado a lo desagradecidos que podían ser a la hora de pagar.

“Horror en el museo y otros relatos”
es una de las primeras recopilaciones de colaboraciones que leí, repitiéndose en la presente “Muerte con alas y otras colaboraciones”, algunos nombres, como Hazel Heald o Zealia Bishop. Las narraciones se ubican en los Estados Unidos, pero en zonas relativamente ignotas y normalmente llenas de nativos, con conocimientos de leyendas y saberes sin sin edad. Por supuesto, el recurso a la Atlántida, Lamuria u otras zonas fantásticas remotas no resulta extraño, ni las referencias a saberes y dioses abominables y blasfemos. Todo ello se alterna con una curiosa cualidad de los relatos de Lovecraft, ubicar ese horror en un contexto de una cierta normalidad, como si la mayoría de la gente no se viera afectada, a menos que preguntara demasiado.

Desconozco si esta recopilación en concreto habrá sido reeditada en castellano, ya que la mía es una edición de Caralt de 1981, aunque sospecho que no será difícil encontrarla de segunda mano.

¿Cuál es vuestro relato favorito de Lovecraft?

lunes, 20 de mayo de 2024

Reseña de "La barrera Santaroga" de Frank Herbert

Frank Herbert (1920-1986), universalmente conocido por su saga Dune, cuyo primer libro, publicado en 1965, por fin ha conocido una digna adaptación cinematográfica, de la mano de Denis Villeneuve, escribió otros igualmente interesantes e hijos de un tiempo muy concreto, como es el caso de "La barrera Santaroga" (1968).

Portada de la edición española de Acervo de 1978

Por establecer el contexto, dentro del marco de la Guerra Fría, los años sesenta en los Estados Unidos se vieron marcados por un fuerte rechazo a la guerra de Vietnam y el ascenso de movimientos contestatarios y contraculturales, que hacían un uso intensivo de diferentes sustancias que alteraban la percepción, con el LSD a la cabeza. La crisis de los misiles en Cuba de 1962 seguía muy fresca en la memoria de la gente, así como el temor a una devastación nuclear si las grandes potencias decidían atacarse mutuamente.

En realidad, el interés por las sustancias psicotrópicas, previo a su prohibición total precisamente por su uso recreativo por la contracultura estadounidense, resultó bastante más serio por parte de los estados y el mundo intelectual, pues, entre otras cosas, habría nuevos caminos en el tratamiento de enfermedades mentales. Destacables son las experiencias de Aldous Huxley (1894-1963) con la mescalina, LSD y psilocibina, entre 1953 y 1963, que recogería en dos obras cortas: "Las puertas de la percepción" (1954) y "Cielo e infierno" (1956).

En esta obra, el psicólogo Gilbert Dasein, es contratado para realizar una investigación en el valle de Santaroga, una zona donde cualquier negocio de fuera está abocado al fracaso, ya que la población local no compra en ellos. Varios psicólogos enviados previamente han muerto en diversos accidentes, pero la empresa que le envía tiene mayor confianza en sus posibilidades de éxito, ya que sabe que tuvo una relación afectiva con una local, Jenny Sorge. Si bien es cierto que sobrevivirá, casi desde el primer momento sufrirá accidentes (cuando no burdos intentos de asesinato), de los que se salvará casi de milagro.

Dasein observará rarezas en los santaroganos, que rápidamente atribuirá al consumo de alimentos expuestos al misterioso "Jaspers" y que parece cambiar la química interna del cuerpo de sus consumidores, pero que, por algún motivo, no puede ser exportada fuera del valle, ya que dura poco una vez afectado por el aire, el calor y la luz. El propio Dasein consumirá Jaspers, comprendiendo en parte a los santaroganos, pero al mismo tiempo luchando contra la sustancia. A nadie se le escapa que el Jaspers y la especia de Dune están inspirados en el mismo tipo de sustancias y que Herbert usó de inspiración en ambos casos, incluso en sus presuntos efectos de presciencia.

Herbert no se posiciona en la obra sobre qué parte tiene razón, si los santaroganos o el resto del mundo, aunque algunas simpatías por los primeros parecen claras. La crítica al mercado capitalista, que no acepta el hecho que sus productos no sean comprados, la oposición a la guerra y una defensa de una suerte de colectivismo individualista, resultan obvias. Con todo, se termina la novela de un modo ambiguo y abierto y un sentimiento de tensión contenida.

Me consta que el libro se encuentra descatalogado en español, pero encontrarlo en la edición de Acervo es relativamente sencillo. Ojalá el éxito de Dune en cine, además de la reedición de los libros de la saga escritos por Herbert, y las precuelas y secuelas escritas por su hijo Brian y el escritor de ciencia ficción Kevin J. Anderson, lleve al interés de las editoriales por volver a publicar el resto de su obra.

¿Qué otros libros poco conocidos de autores consagrados recomendáis?

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