Se dice que Japón es uno de los países más consumistas del mundo, y cuando uno está sobre el terreno y aprecia la presentación y la calidad de los productos, además de lo cucos que son muchos de ellos (Muy kawaii todo), comprende rápidamente porqué. El mundo de los omiyage o recuerdos es virtualmente inabarcable. Te gustaría llevártelo todo, pero en última instancia toca elegir un poco o comprarte una maleta más grande. Aquí van unas cuantas sugerencias de recuerdos:
Palillos. Es una de las opciones más socorridas para regalar a amigos, familiares o compañeros de trabajo. Los encontraréis en todos lados, partiendo del diseño más sobrio a otros mucho más coloridos y decorados. Aunque nunca los uséis para comer, os quedarán estupendos en una estantería. Los nuestros vienen en un estuche negro muy resultón y con preciosos dibujos de estilo Ukiyo-e.
Figuritas Daiso. Si os gustan las figuras para montar, en las tiendas Daiso (el todo a cien por antonomasia de Japón), cuentan con una divertida colección que va desde animales a maquinaria pesada, pasando el mismísimo maneki neko. Las instrucciones son sencillas y pasareis un rato entretenido montándolas.
Tanuki. Los tejones japoneses son animales a los que se les asocia con el mundo espiritual y se les atribuye la capacidad de tranformarse. Se les tiene por juguetones y benéficos, ayudando a los seres humanos en muchas ocasiones. Suele encontrarse representaciones de los mismos a la entrada de muchos templos, izakaya (taberna japonesa) y restaurantes. En las zonas turísticas es fácil conseguir una. El que compramos en Miyajima sostiene una botella de sake y se le ve más que contento.
Amuletos. Los templos en Japón se sostienen a través de donaciones de fieles (particulares y empresas) y de la compra de productos "bendecidos" como amuletos varios. Se crea o no se crea en su efectividad real, lo cierto es que resultan tremendamente bonitos y son una opción razonablemente asequible para regalo. Determinados amuletos representan el espíritu o deidad a la que el templo está consagrado, por lo que sólo pueden encontrarse allí, como la cabeza de zorro del Fushimi Inari (Kyoto) y el ciervo del Kasuga Taisha (Nara).
El omamori es uno de los clásicos. Es el famoso saquito de tela que se ve colgando de muchos bolsos y mochilas y que sirve para el amor, la salud o alejar la mala suerte.
El maneki-neko o gato de la fortuna. Da igual donde vayáis, lo veréis por doquier con su inconfundible pata levantada mientras la otra sostiene una moneda que representa la fortuna. Existen en diferentes colores, sirviendo a propósitos diferentes. En ocasiones podréis verlos en pareja, atrayendo el segundo a los clientes.
El Daruma. Representa al monje Bodhidharma, que introdujo el budismo el Japón. Se trata de una gran cabeza humana sin brazos ni piernas y con los ojos blancos, que simboliza la perseverancia y la buena suerte. Si alguien desea algo con fuerza, debe pintar de negro la pupila de uno de los ojos y, de cumplirse, la otra.
Se dice que, tras prometer que estaría 7 años meditando, el monje se durmió. Enfadado por ello, se arrancó los párpados para estar siempre despierto. Al tocar el suelo, comenzó a crecer una planta de la que decidió hacerse una infusión con sus hojas. Ésta resultó ser vigorizante y le mantenía alerta. Estamos ante la leyenda del origen del te.
Material de papelería. No sé que tendrá, pero todos quedamos fascinados y atrapados por estas cosas. Japón es el paraiso de la papeleria: cuadernos, material de escritura, postales, puntos de lectura, grabados, sobres... En tiendas como Tokyu Hands, repartidos por todo el país, o en el Itoya de Ginza encontrareis preciosos artículos para llevaros de vuelta a casa.
Artbooks, manga, anime, videojuegos y figuras. No solo en Akihabara, sino en cualquier librería o centro comercial, encontraréis. Si quereis buscar a un precio realmente competitivo, os recomiendo la cadena de tiendas de segunda mano Book off. Además de una increible variedad, practicamente todo está, literalmente, como nuevo. Si teneis suerte, como me pasó, podeis encontrar cosas que en España son raras. Casi no me lo creía cuando tuve en mis manos la recopilación de trabajos de Miyazaki en la revista de modelismo Model Graphix. Porco Rosso tiene su origen en una historia corta que dibujó allí. La estampa de los Siete dioses de la fortuna (Sichifukujin) la vi en una tienda y me pareció muy simpática.
Gasshapon y cajas sorpresa. Ir a Japón y resistirse a la tentación de meter unas monedas en esas máquina expendedoras de bolas con sorpresa, es imposible. Con precios que rondan entre los 200 a los 500 yenes, son la oportunidad perfecta para hacerse con figuritas de tus personajes favoritos de anime, con alguna deidad sintoista o alguna representación de un monumento local. Existen incluso locales enteros dedicados a estas máquinas, como en la Tokyo character street de la estación de Tokio. También en Tokyu Hands podréis encontrar cajas sorpresa dedicadas a diferentes personajes, como Shinchan o Doraemon.
Donguri. Si eres fan del Studio Ghibli, las tiendas Donguri son una franquicia que vende productos inspirados en sus películas.Hay muchas figuras, totoros por doquier, e incluso vajilla de alta calidad para tomarte tu te o café con estilo (o tu chocolate caliente, casi mejor)
Si quieres llevar detalles a amigos y familiares que les guste el Studio Ghibli, estos paquetitos con chapas sorpresa son una buena opción, aunque igual sientes la tentación de quedártelos para ti.
Popurri. Imanes, espejos decorados, abanicos y figuritas tradicionales (o un Darth Vader comprado en una tienda Lego. Me enamoró), son souvenirs que encontraremos en tiendas como Don Quijote o el duty free del aeropuerto y que pueden salvarte de un aprieto en forma de compromiso social.
Resumiendo, todo en Japón es muy cuco y no tienes por qué gastarte cantidades inmorales de dinero para llevarte recuerdos que darán un toque de distinción (y frikismo) a tu casa.
¿Qué habéis comprado o pensáis comprar en vuestro viajea Japón?
P.S.: Muchas gracias a Mispolkadots por las fotos para este post
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