viernes, 1 de mayo de 2020

Dellas: una utopía amazónica del siglo XX

La activista por los derechos de la mujer norteamericana Charlotte Perkins Gilman (1860-1935), nos ha dejado con su obra Herland, publicada en 1915 (Literalemente, "el mundo de ellas", el título en las ediciones españolas varían desde Matriarcadia, en la edición de Akal, a Dellas, un mundo en femenino, de Abraxas), una de las más originales e influyentes utopías de amazonas de la era moderna.


Mujer fuerte y comprometida; pionera del feminismo con influencia en su propio tiempo; su escritos cayeron en un relativo olvido durante décadas hasta su recuperación en la ola feminista de los sesenta y setenta (Herland volvió a ser publicada por primera vez en años en 1979). Charlotte Perkins tuvo claro todo lo que no quería ser en la vida y, pese a un matrimonio desgraciado que terminó en divorcio, mantuvo siempre una gran independencia basada en una fuerte inclinación al trabajo y una voluntad férrea de mejorar la posición de la mujer a través de la educación, para lo que dio numerósísimas conferencias y públicó diferentes obras de no ficción.

El uso de la utopía, la ucronía y la distopía en el campo literario, viene ya de antiguo. La Nueva Atlántida (1627), de Francis Bacon; la Ciudad del Sol (1623), de Tomasso de Campanella; Utopía (1516) , de Tomás Moro; o Los viajes de Gulliver (1726), del irreverente Jonathan Swift, son sólo algunos de los más conocidos e influyentes ejemplos de la literatura occidental.

Poder situarse fuera del tiempo y el espacio, en sociedades imaginadas completamente diferentes de la nuestra, otorga una perspectiva que permite lograr un objetivo claro: examinar nuestra propia realidad cotidiana y poner en cuestión ideas, tradiciones o conductas aceptadas como normales e inamovibles; puestas en comparación, se consigue la práctica de un sano ejercicio intelectual, que es plantearse la contingencia y justicia (o injusticia) de nuestras normas sociales.

Casi todas las utopías parten de una razonable igualdad y justicia social, obtenida gracias a una sociedad en la que prima lo colectivo sobre lo individual, incluso aunque se permitan amplios márgenes de individualismo, y todos tienen acceso a la educación; sin especiales preocupaciones en relación a la satisfacción de sus necesidades básicas. 

Contra este espejo, dechado de virtud, es sometida a escrutinio nuestra sociedad, no saliendo demasiado bien parada. Creo que a todos nos ha pasado alguna que, confrontados ante otros modos de actuar frente a una misma situación, nos percatamos de las posibilidades, mejores o peores, en las que no hemos pensado nunca.

La historia de de Dellas trancurre en una sociedad que crece sin hombres durante dos mil años, aislada geográficamente en algún punto indeterminado de sudamérica. Inicialmente abocadas a la extinción, de modo inexplicable una de ellas engendra sucesivamente cinco hijas, que a su vez engendran otras cinco, y así sucesivamente, pasando por momentos en que casi llegan a un colapso por el exceso demográfico, hasta que aprenden a controlar estas autoconcepciones y estabilizan la población en un óptimo adecuado para sus recursos naturales.

Cierto es que la partenogénesis descrita en el libro se permite unas ciertas licencias biológicas, pues describe mujeres parecidas pero con rasgos y alturas diversas, lo que no sería posible en la realidad, pues lo que realmente habría sería perfectos clones de la madre original, cual colonia de hormigas.

Lo interesante del libro es el contraste entre los tres millones de mujeres de este país imaginario y los tres hombres que llegan a él. De modo un poco maniqueo, pero útil a efectos didácticos, la autora define sus personalidades como una gradación entre extremos: uno que no alcanzará a comprender ni aceptar nunca la independencia femenina, otro que aceptará casi sin discusión todos los puntos de la nueva sociedad, y un tercero que es el término medio entre ellos.

La sociedad de mujeres, ha llegado a serlo casi por accidente histórico, pero no guarda ningún rencor al hombre ylos recién llegados son vistos conbastante curiosidad. Se trata además de una sociedad en la que el conocimiento y el aprendizaje se mantienen toda la vida, y sienten una profunda sed por absorber todo cuanto puedan conocer del mundo exterior, cuya existencia perciben y recuerdan. Para ello, les enseñan y aprenden su lengua, tomando multitud de notas y comparando con su propio bagaje intelectual.

Frente a los prejuicios sobre la mentalidad femenina, como su presunta incapacidad de cooperar entre sí, o su gusto por lo banal y superficial, descubrimos un gran desarrollo y bienestar físico e intelectual; una búsqueda del bien común y ausencia de celos y competitivad malsana. Reconocen defectos y momentos de flaqueza, pero virtualmente anecdóticos en el cómputo global. No iba muy desencaminada la autora con un hecho observado en muchas comunidades del tercer mundo: que los programas de ayuda y desarrollo centrados en las mujeres, siendo ellas las que los gestionan, producen generalmente mucho mejores resultados y beneficios a la comunidad en su conjunto y contribuyen a cambiar la mentalidad preexistente de sumisión al hombre.

Resulta evidente la influencia de las ideas del socialismo utópico de Saint-Simon y los falansterios de Charles Fourier. El idealismo, la ausencia de conflicto, el igualitarismo y la cooperación presiden una sociedad notablemente justa. Tampoco quedan fuera las más modernas teorías educativas de la época, pues se nombra expresamente la educación libre postulada por la pedagoga y médico italiana María Montessori. Las niñas de Dellas estudian y se forman continuamente, sin siquiera concebirlo como una obligación; las maestras sirven de guía, pero no imponen.

Resulta una lectura edificante y enriquecedora, aunque hay que tener en cuenta el contexto en que fue escrita y los más de 100 años transcurridos desde su publicación. Mucho se ha avanzado y algunas cuestiones nos resultarán más que chocantes, como pensar que en 1915, año de publicación del libro, apenas una decena de países habían reconocido el derecho al sufragio femenino.

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