domingo, 21 de marzo de 2021

Lecturas de 2020


Otro año de lecturas ha pasado, con un cómputo total de 68 libros y casi 21.300 páginas. Debo reconocer que el confinamiento inicial de marzo y abril me incitó a creer que superaría con mucho lo leido en años anteriores, pero al final la vida volvió dentro de lo que cabe a su cauce y se quedó en algo menos de lo esperado.Sí que es cierto que existe una diferencia sustancial con otros años, como la cantidad de lecturas en inglés y alguna en francés, que aumentan considerablemente respecto a otros periodos. Parte de la "culpa" la tienen la fascinante space opera de Yoshiki Tanaka, Legend of the Galactic Heroes, no disponible en español pero sí en una meritoria edición de la norteamericana Viz Comics, dentro de su línea Harajuku. Se trata ya de una saga de culto que ha dado lugar a múltiples mangas, animes y otras obras del autor dentro del mismo universo coherente. Una fantástica obra que nos habla de guerra, paz, democracia y autoritarismo, dentro de una dinámica cambiante y huyendo maniqueismos pueriles; con personajes rezumando una vigorosa humanidad e incluso respeto mutuo pese a situarse muchas veces en posiciones enfrentadas.

Otra de las obras fue la saga de la Tierra Larga (The long Earth), que el fallecido Terry Pratchett preparó junto con Stephen Baxter y que juega con la confirmación hipotética de la existencia de múltiples dimensiones paralelas a la tierra, a las que es posible desplazarse y encontrarse con versiones vírgenes de la tierra actual, con lo que ello implica en términos económicos, sociales, religiosos y políticos. La soberanía de los estados es puesta en entredicho, las religiones deben replantearse sus dogmas, la gente común tiene la oportunidad de abandonar existencias miserables o que no les llenan y comenzar una nueva vida, dando lugar a la reaparición del espíritu de frontera norteamericano y al hombre hecho a sí mismo. También deben lidiar con nuevas criaturas que no son meros animales, sino seres pensantes como los humanos, e incluso enfrentarse a inesperados peligros de algunos de ellos, pero también a la franca colaboración con la mayoría.


Capítulo aparte merecería la culminación de la saga de Covenant el Incrédulo, de Stephen R. Donaldson, cuyas dos primeras trilogías leí en castellano en la edición de Acervo, pero cuya última tetralogía, que cierra la historia, sólo está disponible en inglés entre los idiomas que me son más accesibles. Llevaban mucho tiempo como lecturas pendientes, porque hay que reconocer que el profuso uso de arcaismos por parte del autor en tomos que nunca bajan de las 500 páginas, cuando no superan las 700, no anima a comenzar por mucho que admire la obra. Rompí en todo caso esa resistencia y terminé tres de ellos. Queda pendiente el último, pero ya con otro tipo de sentimiento, el de no querer terminar una saga por desear más pero saber que no hay más. Para los que desconozcan a Donaldson, les diré que la historia de Covenant es épica como El Señor de los Anillos, pero con un marcado componente psicológico de sus personajes. Comparativamente con Tolkien, los personajes tienen una mayor riqueza interior y todos, amigos y enemigos, son examinados para descubrir sus motivaciones, deseos y miedos. La dicotomía entre el bien y el mal se vuelve rica en matices.

En francés terminé  en la edición francesa de Tonkam las novelas dos y tres de Kimagure Orange Road, salidas de la pluma de Kenji Terada con la colaboración del recientemente fallecido Izumi Matsumoto. Las tenía desde hacía cerca de quince años; muchas veces las había sacado de la estantería y entreabierto, pero por un motivo u otro, volvían a su rincón. En el fondo, se trataba conservar el mayor tiempo posible la certeza de tener cosas que leer del universo KOR (aunque han existido multitud de fanfics bastante buenos) salidas de su creador. Tanto el anime como el manga me encandilaron y siempre he sentido un cariño especial por sus personajes: Madoka Ayukawa, Kyosuke Kasuga, Hikaru Hiyama y todo el conjunto de secundarios. Matsumoto llevó el clásico triángulo amoroso a su cénit, con un argumento en que los poderes especiales del protagonista y su familia eran apenas un recurso incidental (pero muy bien llevado), siendo lo importante las relaciones humanas y la formación de la personalidad adulta de unos adolescentes.

En conjunto he leido este año una nada desdeñable cantidad de literatura japonesa, como el autobiográfico De qué hablo cuando hablo de correr de Haruki Murakami, un maravilloso ejemplo de esos libros sobre la actividad de la creación literaria escrito por su protagonista. Este tipo de libros lo que muestran es que no existen recetas mágicas y cada escritor debe encontrar su camino y motivación; lección reforzada por El zen en el arte de escribir de Ray Bradbury, con diferentes recetas, pero mismo mensaje final: constancia.


No olvidé clásicos japoneses como el Fantasmas y samurais. Cuentos modernos del viejo Japón, de Okamoto Kido, una curiosa recreación del tradicional contar historias frente al fuego al estilo de los cuentos de Canterbury de Chaucer, ni la Historia de los leales samurais de Ako, de Tamenaga Shunsui, que a la mayoría le sonará más con el título de los 47 ronin; una obra que resulta épica e inspiradora y que fue usada durante siglos como ejemplo extremo de lealtad, siendo todavía una de las historias favoritas de los japoneses. Completé con Música, de Yukio Mishima, un delicado retrato de la psique humana, la femenina en concreto, y del mundo de la psiquiatría, pero con ese toque de sensualidad que impregna la mayoría de sus trabajos.
 

Me he interesado también por obras relacionadas con Japón relativas a su arquitectura o testimonios de extranjeros que vivieron en Japón al inicio de la era Meiji, sin olvidar una triste recopilación de testimonios de kamikazes japoneses, en la forma de extractos de sus diarios y cartas. Antes de internet, habría sido mucho más complicado adquirirlas, pero la red abre puertas. La arquitectura japonesa clásica está perfectamente adaptada a su entorno, y además con una exquisitez absoluta. Su maestría en el uso de la madera, sin usar clavos durante la construcción, demuestra un gran ingenio y habilidad. 
 

Este año, el humor del absurdo español viene justamente representado por Enrique Jardiel Poncela y sus Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes? y ¿Espérame en Siberia, vida mía!, unidos al Mis memorias de Miguel Mihura. Disfruté como un enano con las obras de Jardiel: dinámica, atrevidas, hilarantes y surrealistas, pero sin decaer ni perder el hilo argumental. Sorprende apreciar lo frescas que siguen pareciendo tras los más de ochenta años transcurridos desde su publicación. 

Otros dos españoles ilustres, valencianos para más señas, amenizaron mis días: Vicente Blasco Ibáñez, con su Fantasma de las alas de oro, un peculiar libro con grandes toques humorísticos sobre la vida en la costa azul francesa y las noches en el casino de Montecarlo; y Fernando Vizcaino Casas, con Hijas de María, un lúcido, humorístico y nostálgico relato que nos transporta a la Valencia de los años cincuenta, con escenarios más que reconocibles para cualquiera que haya conocido la capital del Turia. Da algo de color a lo que no sería la época más brillante de España, pero tampoco ese desierto yermo y gris que parecen entender muchos que no vivieron, ni sus padres, esa época.
 

Algo de terror debía caer, y lo hizo entrando por la puerta grande, comenzando con relatos de un joven Lovecraft recogidos en El clérigo malvado y otros relatos, para seguir con ese gran compendio de la obra lovecraftiana que son Los mitos de Cthulhu y, como continuador, August Derleth y su La semilla de Cthulhu. Poca presentación merecen estas obras y, sobre todo, el gran Cthulhu, Dios eterno que duerme en las profundidades hasta el día de su despertar. El horror cósmico, el vértigo ante horrores desconocidos provenientes de distancias y tiempos desconocidos para el hombre, nos hacen sentir pequeños y a merced de los dioses. Pero no todo es Lovecraft, William H. Hodgson reproduce esa misma sensación de terror en La nave abandonada y otros relatos de horror en el mar, si bien tiende a terminar dando, aunque no siempre, explicaciones plausibles y racionales a los hechos. Por su parte, Ralph Adams Cram, en su El valle de la muerte y otros cuentos de fantasmas, describe atmósferas de terror innombrable que fueron ensalzadas por el propio Lovecraft.
 

Reconozco con un poco de vergüenza que todavía no había leido Drácula ni Frankenstein, pese a haber visto innumerables adaptaciones al cine, televisión, cómic... Una carencia que remedié finalmente acudiendo a la fuente. Leí con más gusto Drácula, cuya acción era de algún modo más intensa, pero no puedo decir que Frankenstein me disgustara, aunque mucho de lo que ha hecho de él un mito moderno no provenga de su versión novelada sino de sus adaptaciones.

Fantasmas, de Chuck Palahniuk, es una novela inclasificable y turbadora. Un presunto retiro de escritores se transforma en un descenso a los infiernos al que se ven arrastrados los protagonistas, en muchas ocasiones sin que nadie les empuje. Traumas, vidas vacías, vicios, secretos inconfesables y un enfermizo deseo por lograr la historia perfecta dan lugar a muerte, dolor y destrucción. No decepciona el polémico autor de El club de la lucha.
 

Por contra, en Las Bestiales Bienaventuranzas de Balthazar B. de J.P. Donleavy, aunque también con dificultades para clasificarla, sí que asistimos a un verdadero canto a la vida y el dandismo. La desahogada situación económica del protagonista, a un nivel muy por encima del de los simples mortales, nos lleva de Francia a Reino Unido e Irlanda. Personajes de una indolencia supina y una despreocupada actitud ante la vida, con gran ejercicio de los apetitos carnales y un absoluto desprecio por la autoridad, desfilan en procesión, con episodios surrealistas hilarantes. Quizá no tan surrealistas e hilarantes como las historias relativas a tío Oswald, el Casanova calavera creado por Roald Dahl, también muy rico y apasionado viajero, que se recogen en El gran cambiazo.
 

La despreocupación económica es también un rasgo de El gran Gatsby, de Francis Scott Fitzgerald, con las fastuosas fiestas de Gatsby, que no logran esconder su soledad ni la falta de éxito en la conquista de quien fue su verdadero amor; personas banales y superficiales es lo único que atrae, como polillas que van hacia la luz y desaparecen cuando se apaga.

Con Jan Potocki y su Manuscrito encontrado en Zaragoza, ambientado entre Sierra Morena y Madrid, con un continuo desfile de espectros, moros, gitanos, bandoleros y otros variopintos personajes, completé mi cupo de novela gótica. Desarrollos inesperados con finales sorprendentes y una estructura de historias dentro de historias son características de este género que tanto éxito tuvo, así como parodias del mismo.
 
Me siguen gustando los cuentos populares, ese testimonio escrito de historias orales que nuestros antepasados (o los de otros pueblos) contaban a familiares y extraños reunidos en torno a una hoguera. Cuentos rusos, chinos, hindúes y de animales, estos últimos en una preciosa edición ilustrada, han pasado por mis manos. El arquetipo del cuento, no por conocido, pierde su atractivo. Los provenientes de India, en la selección preparada por Enrique Gallud Jardiel, me parecieron tremendamente divertidos en su mayoría.
 

Completé esas lecturas infantiles con un clásico como Pippi Calzaslargas. El hecho de haber llegado a vivir en Suecia y conocer algunos de los lugares donde transcurren las obras de Astrid Lindgren me da una mayor sensación de cercanía. Pippi representa esa libertad sin límites que todo niño desea, pero teniendo claro lo que está bien y lo que está mal de modo intuitivo. Moralmente, es casi un mejor ejemplo que el abandono al que se somete a la pequeña Maisie en Lo que Maisie sabía, de Henry James, un amargo relato sobre una niña que es usada por sus padres divorciados como arma arrojadiza y por la que muestran la misma preocupación que por una piedra. Es un ejemplo perfecto de lo que no se debe hacer. No lo sigan como guía moral, salvo que quieran ser inmorales.

No creo que pueda pasar un año sin que alguna lectura utópica o distópica atraiga mi atención. No me defraudó el Dellas de Charlotte Perkins Gilman, una curiosa utopía feminista adelantada a su tiempo, ni La raza venidera, de Edward Bulwer Lytton, inquietante en su planteamiento de una raza evolucionada posiblemente de una escisión de la humana, más adelantada y con una concepción de la paz y la democracia para ellos, pero no extensible a razas degeneradas; el paralelismo con el ascenso del nazismo es sobrecogedor, más aún si tenemos en cuenta que se publicó en 1871. El Fragmento de historia futura de Gabriel Tarde era, por comparación, más tranquilizador y no exento de humor, sobre cómo la humanidad puede sobreponerse a un colapso de la civilización.

 

Isaac Asimov, con su extensa y variada obra, hace acto de presencia con obras de divulgación histórica, ciencia ficción y selecciones de relatos prologados por él y que suponen una suerte de relato autobiográfico donde conocer más del joven Asimov, su época y las historias que le influyeron y le condujeron por la senda de la ciencia ficción. La ciencia ficción pulp que dominó hasta finales de los años treinta resulta encantadora en su ingenuidad y algo terrible en los prejuicios y estereotipos raciales y de género (los personajes femeninos están para ser secuestrados y rescatados y los malos, por definición, son de piel más bien cetrina), lo que no quita emoción a las historias, que hay que juzgar en su contexto. Precisamente de este periodo es la Odisea en Marte de Stanley G. Weinbaum, una obra cumbre de su género, aunque poco científica a la luz de los modernos conocimientos sobre nuestro sistema solar. Amos de títeres de Robert Heinlein es algo más moderna en el tiempo y recoge la inquietante posibilidad de una infiltración extraterrestre que sea capaz de tomar nuestros cuerpos de mod que ni nos diéramos cuenta. En realidad, el relato es una gran metáfora de la Guerra Fria y esa desconfianza mutua que se extendió por el mundo, durante décadas con el peligro de una fatal confrontación nuclear sobre sus cabezas.


Dersu Uzala, de Vladimir Arseniev, me dejó una maravillosa sensación de vuelta a la naturaleza y épocas más sencillas. Es el tipo de narración que hace repensar si verdaderamente el progreso supone siempre un avance, o al menos si el modo en que se lleva a cabo es el más adecuado. La sabiduría sencilla y natural de Dersu llega al corazón y nos hace sentir todavía más pesar al conocer su fin. La adaptación cinematográfica de Kurosawa es un complemento ideal a su lectura.

Imagino que todos conocerán La conjura de los necios, de John Kennedy Toole, pero menos conocida es su Biblia de neón, un trabajo de juventud que el autor redactó a los dieciseis años y que demuestra una extraordinaria madurez y lucidez. Ofrece un extraordinario retrato de la sociedad del cinturón de la Biblia estadounidense, la influencia de la religión, sobre todo pastores evangélicos, y su hipocresía, pero con una bien medida mezcla de afecto e ironía.


Los Viajes por Asia, de Catherine Donzel, suponen un magnífico relato visual y literario por todo el continente asiático, siguiendo los pasos de viajeros occidentales en países exóticos y desconocidos a finales del siglo XIX y principios del XX, pero con la particularidad de alojarse éstos con toda comodidad en lujosos hoteles occidentales abiertos como una punta de lanza de la civilización en medio de estos territorios. Las fotografías que ilustran el libro nos transportan a tiempos que no volverán de fe en un progreso ininterrumpido.

Para finalizar, aquí les dejo la lista completa de lecturas de 2020. Espero que encuentren alguna inspiración para sus próximas lecturas.

LIBRO AUTOR PÁGINAS
El pájaro de fuego y otros cuentos populares rusos A. N. Afanasiev 278
Japanese architecture. A short history Arthur Lindsay Sadler 288
La compañía Blanca Arthur Conan Doyle 612
Pippi Calzaslargas Astrid Lindgren 265
La semilla de Cthulhu August Derleth 661
Drácula Bram Stoker 503
Viajes por Asia Catherine Donzel 320
Dellas: un mundo en femenino Charlotte Perkins Gilman 221
Fantasmas Chuck Palahniuk 442
No esperamos volver vivos. Testimonios de kamikazes y otros soldados japoneses Diego Blasco Cruces (ed) 237
La raza venidera Edward Bulwer Lytton 187
Las hierbas de la sabiduría. Cuentos de la antigua India Enrique Gallud Jardiel (ed) 327
¡Espérame en Siberia, vida mía! Enrique Jardiel Poncela 462
Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes? Enrique Jardiel Poncela 463
El gran Gatsby F. Scott Fitzgerald 248
Hijas de María Fernando Vizcaino Casas 233
Frangmento de historia futura Gabriel Tarde 123
El velo alzado George Elliot 96
El clérigo malvado y otros relatos H.P. Lovecraft 210
Los mitos de Cthulhu H.P. Lovecraft y otros 530
De qué hablo cuando hablo de correr Haruki Murakami 230
Lo que Maisie sabía Henry James 443
La formación de Francia Isaac Asimov 273
La formación de Inglaterra Isaac Asimov 290
Las corrientes del espacio Isaac Asimov 251
Antes de la edad de oro 2 Isaac Asimov (editor) 510
La pyramide du soleil (Orange Road) Izumi Matsumoto/Kenji Terada 205
Les souvenirs de Madoka Izumi Matsumoto/Kenji Terada 186
Sketches of Japanese Manners and Customs J. M. W. Silver 65
Las Bestiales Bienaventuranzas de Balthazar B. J. P. Donleavy 509
Manuscrito encontrado en Zaragoza Jan Potocki 310
The lesson of Japanese architecture Jiro Harada 192
La biblia de neón John Kennedy Toole 188
La revolución científica: una breve introducción Lawrence M. Príncipe 218
El forastero misterioso Mark Twain 147
La noche de los monstruos Mary W. Shelley/Lord Byron/John William Polidori 441
Mis memorias Miguel Mihura 319
Fantasmas y samurais. Cuentos modernos del viejo Japón Okamoto Kido 252
Imperio Orson Scott Card 338
El crimen de Lord Arthur Saville Oscar Wilde 78
El valle de la muerte y otros cuentos de fantasmas Ralph Adams Cram 256
Zen en el arte de escribir Ray Bradbury 146
El gran cambiazo Roald Dahl 170
Amos de títeres Robert A. Heinlein 252
Leyendas negras I Robert Silverberg (ed) 487
Odisea en Marte Stanley G. Weinbaum 220
The long cosmos Stephen Baxter/Terry Pratchett 456
The long earth Stephen Baxter/Terry Pratchett 425
The long Mars Stephen Baxter/Terry Pratchett 439
The long war Stephen Baxter/Terry Pratchett 422
Against all things ending Stephen R. Donaldson 772
Fatal Revenant Stephen R. Donaldson 789
The Runes of the Earth Stephen R. Donaldson 593
La historia de los leales samurais de Ako Tamenaga Shunsui 397
Making money Terry Pratchett 349
Los papagali (hombres blancos) Tuiavii 79
Historias clásicas de animales Varios 162
La huella del dragón. Cuentos populares chinos Varios 285
El fantasma de las alas de oro Vicente Blasco Ibáñez 228
Dersu Uzala Vladimir Arseniev 316
La nave abandonada y otros relatos de horror en el mar William H. Hodgson 214
Legend of the galactic heroes. Desolation Yoshiki Tanaka 220
Legend of the galactic heroes. Endurance Yoshiki Tanaka 265
Legend of the galactic heroes. Estratagem Yoshiki Tanaka 213
legend of the galactic heroes. Flight Yoshiki Tanaka 226
Legend of the galactic heroes. Mobilization Yoshiki Tanaka 241
Legend of the galactic heroes. Tempest Yoshiki Tanaka 254
Música Yukio Mishima 266


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